Bajo las angostas escaleras de la torre Ravenclaw tan rápido como puedo. Por el camino, me maldigo mí misma por no haber hecho caso a Cho cuando hace algo menos de una hora me llamó para que despertara. Yo la ignoré, me di la vuelta y seguí durmiendo plácidamente. Lo último que oí antes de caer dormida fue un suspiro resignado de Cho seguido de un comentario de Luna con relación a no sé que criatura extraña.
Mi escapada nocturna con Draco hizo que fuera a dormir a horas intempestivas y eso me está pasando factura. Ya no llego a tiempo a clase de Cuidado de Criaturas Mágicas pero no le doy mucha importancia, seguro que Hagrid me lo perdona y, además, estoy pensando en dejar de cursarla.
Llego jadeando al Gran Comedor, casi segura de que no habrá nadie más y expiro exageradamente fuerte.
—¿Haciendo ejercicio tan temprano por la mañana? —pregunta una voz inusualmente alegre que no reconozco.
Busco a lo largo de la sala de donde proviene la misteriosa voz y en la mesa de mi casa me encuentro con la mirada avellanada del chico que vi el otro día en mi sala común. Creo que antes de que yo llegara estaba sentado de espaldas a la puerta pero que mi agitada respiración le hizo girarse.
Con la luz del día puedo verle mejor y me doy cuenta de lo muy atractivo que me resulta. Su piel morena por el sol y su fornida espalda lo asemejan a un jugador de fútbol americano, parece de algún país del sur y eso me atrae sin remedio. Puedo asegurar que es completamente lo opuesto a Draco.
Recuerdo que cuando lo vi por primera vez tuve el deseo de hablar con él pero no es hasta ahora mismo que tengo la oportunidad. Así que la aprovecho:
—Preferiría estar haciendo ejercicio que llegando tarde a clase, la verdad —le contesto a la par que me acerco a él—. Por cierto, no me he presentado, soy ____ Bennett.
—Encantado, ____ —dice él con una sonrisa luminosa—. Yo me llamo Jacob Miller. Antes de que preguntes, sí, hace poco que estoy aquí, vengo de Ilvermorny.
Ilvermorny es otra escuela de magia y hechicería situada en Massachusetts, Estados Unidos que, sinceramente, no conozco mucho, solo he leído algún dato en libros.
El resto de escuelas repartidas por el mundo siempre me habían generado cierta curiosidad, de hecho, cuando hace tres años vinieron los alumnos de Beauxbatons y Durmstrang, hice buenas migas con muchas de las brujas de la escuela francesa. Espero también llevarme bien con este tal Jacob.
—¿Y tú por qué no vas a clase? —le pregunto mientras empiezo a comerme las gachas—. Espero que no seas tan despistado como yo y te hayas dormido.
—No, no —contesta él riendo—. No tengo clase a esta hora. Creo que la mayoría de alumnos, en mi situación, se habrían ido a la biblioteca pero donde haya buena comida allí estaré yo.
Los dos estallamos en carcajadas durante un buen rato. Cuando por fin nuestras respiraciones se normalizan, me pregunta por qué vine tan tarde a desayunar.
—Me dormí —le digo escuetamente—. Ya sabes, ayer estuve acabando deberes durante toda la noche...
Opto por contarle la verdad a medias, prefiero que lo mío con Draco sea íntimo y que nadie se entrometa entre nosotros. Tengo miedo de que nuestra frágil relación se rompa por un leve soplido de alguien ajeno.
Le pregunto si hace algún deporte y él me cuenta con su sonrisa permanente que juega en el equipo de quidditch de Ravenclaw. Su voz transmite pasión y se nota que, aunque hace poco que está en esta escuela, realmente se implica en ello y tiene entusiasmo.
Jacob me explica que él es el buscador del equipo y yo le correspondo con mucha efusividad. No es que el quidditch me apasione mucho pero justamente esta posición es mi favorita y, si yo jugase, es la que me gustaría ocupar.
—Si consigo alcanzar la snitch este fin de semana en el partido contra Slytherin, te la regalaré; lo prometo —se aventura el americano—. Así que te invito a venir, ____.
Mi cara representa el desconcierto ahora mismo. ¿Como que un partido contra Slytherin? ¿Por qué Draco no me ha dicho nada? Al final, ha tenido que ser este chico que hace escasos minutos que conozco quien me invite a él. Draco es el buscador de Slytherin, pero si fuera por él ni siquiera sabría que juegan. Y eso me duele. Más de lo que debería.
Jacob me saca de mis pensamientos cuando me informa que tenemos que ir a clase de Astronomía. Casi como una autómata, asiento y le sigo por los corredores hasta llegar a la clase.
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Miradas [Draco Malfoy]
FanfictionElla es una chica Ravenclaw muy dañada por el amor. Él es un chico Slytherin que nunca se ha enamorado. Llevan siete cursos juntos pero ni siquiera se han mirado, hasta esa noche, esa maldita noche.