capítulo diez

16.9K 1.2K 856
                                    

Aún estoy dentro de ese agradable cúpula apoyada en el pecho de Draco cuando su voz rompe el placentero silencio:

—Me arrepiento muchísimo.

Le pregunto si le he oído bien. Él asiente con la cabeza y continúa su discurso:

—Me arrepiento de todo lo malo que hice durante estos seis años en Hogwarts. Me arrepiento de todas y cada una de las veces que hice algo por querer contentar a mis padres. Me arrepiento de esta maldita marca y de todo lo que ha significado en mi vida. Me arrepiento de haber pensado en algún momento que las vidas muggles valen menos que las nuestras. Y no quiero que todo lo que hice impida que una chica tan especial como tú se fije en mí, porque, ____, si me he mudado de casa de mis padres es porque quiero cambiar y seguir otro camino.

Los ojos de Draco están cristalizados y veo que con la mano está tocando su marca tenebrosa por encima de la ropa. Me incorporo un poco para poder mirarlo a la cara y él enseguida se friega los ojos y adopta su habitual expresión fría. Yo le acaricio la mejilla y le dedico una tierna sonrisa.

—Draco, no te preocupes —le digo para destensarle—. No juzgaré tu pasado, ya has sufrido bastante. Vamos a centrarnos en el presente y en lo que tenemos ahora.

—¿Cómo? Esta marca me perseguirá para siempre y alertará a todo el mundo de lo que soy: un maldito monstruo —dice Draco con una rabia abrumadora mientras se arremanga.

Sus nudillos están aún más pálidos de lo normal a causa de la fuerza que está ejerciendo. Noto como tiene la mandíbula apretada y que lucha por reunir el valor suficiente para mostrarme eso de lo que tanto se arrepiente.

Debajo de la manga izquierda puedo ver levemente el distintivo de los mortífagos, lo miro unos segundos sin demostrar emoción alguna y vuelvo a fijar la mirada en sus grises ojos que transmiten una tristeza abrumadora.

—Esto no te define, tú eres mucho más que una marca —le digo sonriendo con poca intensidad—. Eres un chico ambicioso y trabajador que lucha por lo que quiere. ¡Así que lucha como lo has hecho siempre!

Un brillo muy especial inunda su mirada y me pregunta perplejo por qué lo trato tan bien.

—Draco, en muy poco tiempo me has demostrado que te importa mucho cambiar y creo que en el fondo tienes un gran corazón pero que tienes una coraza aún más grande —le contesto con una risa amable—. ¡Quítatela ya, por favor!

—¿Seguimos hablando de la coraza? —pregunta él y ríe sarcásticamente.

Le propino un golpe cariñoso en el hombro y me atrae con sus brazos hacia él de improviso. El todopoderoso Príncipe de Slytherin tiene sentimientos y necesita un abrazo, pienso con una sonrisa en los labios. Nos quedamos un rato abrazados hasta que me muevo y quedo tumbada a su lado para poder admirar las estrellas.

Mi mirada se pasea por el cielo estrellado pero noto que sus ojos grises están puestos en mí. Giro la cabeza para mirarle y le pregunto por qué me mira teniendo un cielo tan bonito encima de su cabeza. Él me contesta con una frase muy simple pero muy clara:

—Si estuviésemos en una sala llena de arte, seguiría mirándote a ti.

Esbozo una sonrisa llena de sinceridad y cariño. No entiendo como un chico tan dañado por la vida es capaz de pronunciar frases que parecen escritas por la persona más feliz del mundo.

—Draco, a veces te quiero —le digo—. Aunque pongas toda mi vida patas arriba.

Nuestras miradas se cruzan por enésima vez pero noto como si esta fuera distinta, más sincera y más íntima. Me acerco a él lentamente y veo como el rubio entreabre su boca.

Pienso en nuestra situación durante un instante: estamos bajo un manto de estrellas, en una pequeña pero muy cómoda cúpula; mi novio me ha dejado hace escasos días y él es conocido por no haberse enamorado nunca. Hay muchas posibilidades de que todo salga mal pero la tentación es mayor a todo eso y quiero dejarme llevar por una vez en la vida.

Cuando nos hemos acercado lo bastante como para que nuestras bocas estén a escasos centímetros, los labios de Draco cambian de rumbo y se dirigen a mi oído para susurrarme casi siseando:

—Bonita, soy Slytherin, recuerda que lo que más me define es el rencor. Nos quedaremos con las ganas por lo del otro día.

Dicho esto, se vuelve a acercar a mis labios y deposita un suave beso en la comisura de los mismos. Eso, lejos de apaciguar el fuego que quema en mi interior, lo enciende aún más como si de gasolina se tratase.

Miradas [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora