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- Niño - un gruñido atorado se escucho en su garganta - ya llegamos.

Yoongi algo atontado, retiró la cabeza de la ventana del auto y le pagó al señor. Este, una vez el chico cerró la puerta, se marchó rápidamente.

- Agh, alfas - se quejó el omega, mientras sacaba las llaves de su mochila y metía la toalla casi seca, que traía en su nuca.

Yoongi caminó tambaleándose hacia su hogar, peleó con la cerradura del portón de su casa y luego con la misma puerta.

Al entrar, vio a sus dos padres con las manos tomadas y a su hermano con su frente apoyada en sus puños sobre el gran sofá. Como si estuvieran esperando noticias de algo importante.

En cuanto se dieron cuenta de la presencia del peligris, levantaron la cabeza en sincronía y se levantaron al mismo tiempo.

- Hijo donde estabas - habló su madre con voz rota - nunca te demoras tanto y nunca sin avisar.

Yoongi achicó sus ojos, como si con eso podría entender mejor lo que su madre le decía y en lo que todas aquellas palabras se armaban en una oración, iba abrir su boca para contestar, pero fue interrumpido.

- Que estuviste haciendo, contestale a tu madre.

Se volvió a su padre y abrió su boca.

- Estábamos preocupados, hyung.

-Cállense - habló arrastrando las letras, cuando ya se había comenzado a enojar por interrumpirlo.

- ¡Estuviste bebiendo! - gritó su madre entre sorprendida y enojada.

-Es una vergüenza que hayas estado bebiendo, en quizás en que lugar, a tu habitación jovencito - se acercó a su hijo para tomar su brazo y llevarlo a su habitación.

Pero frenó unos centímetros antes de ponerle una mano encima y un potente gruñido salió desde el fondo de su garganta cuando un olor peculiar llegó a sus fauces. Todos los presentes agacharon la cabeza en sumisión, por el rugido del alfa de la familia.

-¿¡Como... Se te ocurre gruñirle!? - regaño su madre, sin moverse de su lugar, pero dispuesta a defender a su cachorro.

- Olor... Alfa - ese no era su padre, era su león.

Yoongi abrió los ojos, pero sin mirar más que el piso e intentó oler su ropa.

"capuchino y chocolate"

- El pelinegro - soltó en un susurro sin que nadie más lo oyera.

Todo quedó más claro, todo el camino se preguntó por qué su león estaba tan calmado, no estaba asustado, ni temblaba ni mucho menos rememora a el horror que había vivido hace unos momentos. El olor del pelinegro lo cobijaba y le daba aquel sentimiento de paz, de estar en casa y totalmente protegido.

Su padre retrocedió y su madre se acercó a él, el olor era fuerte, amenazante y la hacía temblar. Aquel olor decía a gritos lo que podía interpretarse como un 'aléjate de mi omega', el alfa dueño de aquel olor era un alfa fuerte y estaba enojado, lo había marcado con su aroma para que nadie pudiera acercarse. Pero ella era una omega leona y madre de aquel omega, podía con eso y con cualquier cosa.

-De quién es este aroma, por que tu cuerpo está rodeado de él.

Yoongi suspiró, descubrió sus clavículas para que se tranquilizaran, de que sólo había sido marcado con el olor del alfa y no con los colmillos -—su familia respiro aliviada pero sin dejar de lado la preocupación y el enojo — comenzó a contar todo lo sucedido a su familia, los dos alfas gruñeron y su madre apretó sus ropas, aunque quisieran abrazarlo, no podían, el aroma a alfa enojado, no se los permitía.

¿QUIERES SER MI ALFA? - JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora