Prefacio (imaginen que está al principio)

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Nota de la autora
Todos cometemos errores y yo no soy la excepción. Estaba tan emocionada por empezar la historia que olvidé poner el prefacio.
Tuve la opción de ignorarlo pero aporta mucho a la historia así que lo pondré aquí y ustedes imaginen que está al principio del libro (la imaginación no tiene límites).

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Prefacio

El señor y la señora Thompson desde que se casaron crearon su imperio.  Según la revista Forbes ellos estaban en la lista de los diez multimillonarios más influyentes del año 2029.

Su ambición era tan grande que querían mantener su legado por generaciones. El próximo paso para ellos era educar a su próximo heredero o heredera de tal manera que pueda multiplicar sus millones y mantener su apellido en alto.

Cuando recibieron la noticia de que la señora Thompson estaba esperando una bebé no tardaron en organizar los planes.

Primero compraron una isla privada la cual sería el futuro hogar de su hija.

Después buscaron a los ingenieros y arquitectos de más renombre para que construyeran los edificios necesarios para que su heredera pudiera residir y estudiar.

Luego contrataron a maestros graduados de las mejores universidades y a los entrenadores de deportes y danza muy famosos por entrenar a campeones.

Por último solo había que esperar que naciera la bebé para enviarla a la isla para ser criada como la niña que todos quisieran tener, la hija perfecta. Sería educada rigurosamente hasta la mayoría de edad donde se encargaría de cumplir su destino.

La Isla Marie ya estaba preparada para la llegada de la bebé. Los edificios estaban construidos con los mejores materiales y los especialistas firmaron el contrato de educar y entrenar a la menor durante dieciocho años. Ya cada día de la vida de la niña estaba fríamente calculado.

Fue un martes frío. La Señora Alice estaba como de costumbre leyendo un libro en la hamaca del balcón de su casa.

Llevaba puesto un gran suéter que cubría su enorme panza. Tomó un sorbo de su chocolate caliente con malvaviscos y lo saboreó al momento que sonrió por una ironía del libro.

Sintió una patada en el vientre. Eso no la sorprendió ya que pasaba a menudo. Mantuvo la calma por veinte minutos mientras recibía patadas algunas más dolorosas que otras.

Poco después sintió que su pantalón se mojaba y observó la taza de chocolate y luego su pantalón. No, no le cayó chocolate encima, sin embargo rápidamente notó que había roto fuente.

Marcó a su marido y este no tardó tanto para llegar ya que se encontraba en su estudio. Entre llantos y sonrisas el Señor Thompson ayudó a su esposa a subir al auto donde el chofer ya esperaba para llevarlos al hospital.

A las diez y quince de la noche del mismo martes nació una niña saludable de siete libras y ojos grises. Cualquiera, al verla, pensaría que es una bebé común porque nada la distinguía de cualquier bebé al nacer. Su piel rosada, cubierta por líquidos y llorando como cualquier ser vivo al ver la luz por primera vez.

Pero aún sin saber hablar ya tenía asegurado su nombre y su destino.

Su madre la amamantó por su primer año de vida. Pero con dolor la separó de su calor materno para que la llevasen a su futuro hogar.

La Isla Marie es muy pequeña, su extensión es muy reducida y se encuentra al norte de Inglaterra. La vegetación espesa no fue impedimento de que construyeran cinco edificios al sur de esta.

Durante todo el trayecto la bebé no paraba de llorar por la ausencia de su primogenitora. Entregaron a Sue, ya de un año, a su nana Karen la cual logró calmarla casi de inmediato. 

—Bienvenida a casa, pequeña —susurró a la bebé que la miraba con sus enormes ojos grises.

—Bienvenida a casa, pequeña —susurró a la bebé que la miraba con sus enormes ojos grises

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