Y de repente tú

Cap 1: Mi vida cambió

Narra TN

Mi nombre es TN y tengo 17 años. Mi vida no era perfecta, no era como un cuento de hadas. No obstante, me gustaba o al menos eso es lo que pensaba hasta que mi madre y yo nos mudamos.

De repente tuvimos que hacer las maletas e irnos... Al parecer tenía una oferta de trabajo que no podía rechazar. No obstante, yo tuve que dejar todo atrás. A mis mejores amigas pero sobre todo a mi novio.

Estaba en el coche de camino a la nueva casa, al nuevo barrio... De camino hacia mi nueva vida.

- Allí vas hacer nuevos amigos

- Claro, mamá. El problema es que me gustaban mis amigos y también mi NOVIO.- respondí con énfasis la última palabra.

- Podrás seguir viéndole. Seguro que Kyo vendrá a verte pronto.- eso es lo que esperaba. Claramente él era solo una de las excusas que ponía para no mudarme.

- Sí, claro.- expresé, estaba claro que no lo haría después de todo... Nunca pareció estar muy enamorado de mí. Miré por la ventana y me dediqué a mirar a aquel lugar.

- Ya hemos llegado.- expresó mi madre tras señalar una casa.

- Al menos la casa no está nada mal.- expresé al ver que era prácticamente nueva y moderna.

- Pareces un poco más animada.- expresó tras mirarme.

- Espero que esto haya valido la pena.- respondí antes de caminar hacia la casa.

Tras entrar visualicé cada pequeño rincón de la misma. No iba a negarlo, quería buscarle pegas... Pero para mí desgracia no las había.

Simplemente era perfecta, los colores encajaban los unos con los otros. Las habitaciones estaban bien organizadas y pensadas... No pude más que contemplar aquella casa en silencio.

- Me voy a dar una vuelta.- expresé tras entrar en el cuarto de mi madre.

- No vuelvas tarde, no me gusta que vayas por ahí sola cuando no conoces el lugar.

- Vale.- respondí antes de bajar las escaleras y salir a la calle. Aún no era demasiado tarde, pero ya estaba comenzando anochecer y a su vez comenzaba a hacer frío, di otra vuelta a mí bufanda y después caminé calle arriba.

- Esto parece una película de terror.- expresé tras ver todo completamente vacío. Incluso el parque de niños estaba solitario y con cierto aire de siniestralidad.

Mis ojos volvieron al frente, había una cancha de baloncesto dentro. Entré y me quedé mirando la canasta por un segundo. Aunque lo más me llamaba la atención, era la pequeña verja que separaba la cancha de lo que parecían los vestuarios.

Al ver una pelota cerca, caminé hacia allí y después la agarré. Volví al medio de la cancha y empecé a jugar. Intentaba visualizar como si estuviera en uno de mis partidos.

No obstante, por más que quisiera, los ruidos sordos de la pelota chocando contra la cancha me devolvían a la realidad.