Cap 42: No muerdo

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Narra Suga

Aquella caja llena de recuerdos, de cosas que amaba, sin duda me sentí importante tras saber que había confiado en mí, no obstante, solo tuve que ver aquel periódico para saber porque lo había dejado, pues estaba sola en la cancha, sin ninguno de sus compañeras y a la vez, una portada diciendo que habían perdido y que lo que los hizo perder fue la presión que ejercía Tn entre sus compañeras. Por lo que el título decía: "La perfección no es presión"

Dejé aquello y bajé a la planta baja cuando me quedé escuchando su conversación, sin duda Kyo no quería que regresará y aunque no había estado allí en aquel momento, estaba seguro que lo único que quería era verla brillar, tal vez, por eso interrumpí aquella conversación e intenté convencerla de que esta vez, todo sería mejor.

- ¿Qué es lo que planeas? - me tendió aquel vaso lleno de coca cola cuando la miré ligeramente.

- Ya te dije no tienes de que preocuparte, déjamelo a mí. - sonreí posé su mano en mi hombro. - Ahora hay algo que quiero hacer. - me acerqué a ella cuando vi que sus mejillas se ponían rosadas.

- No podemos. - expresó inconscientemente, por lo que reí, pues lo había malinterpretado, sin embargo, no podía decir que me molestará.

- ¿Se puede saber en qué estás pensando? - sonreí y caminé hacia las escaleras. - No sabía que eras tan pervertida. - sonreí y después me marché a la planta de arriba.

- Maldito... Oye, no es mi culpa que tu siempre hagas cosas con doble sentido.

- ¿Cuándo he hecho eso? Qué yo sepa ahora solo he dicho que hay algo que quiero saber y ese algo, se trata de este partido. - agarré el cd y después se lo mostré.

- ¿Para qué quieres verlo? Para reírte de como fui abandonada.

- ¿Acaso soy tan cruel? - pregunté. - Quiero ver como juegas al baloncesto.

- ¿Y por qué tiene que ser ese? - pregunté.

- Porque fue el día que renunciaste a lo que más amas y ese idiota de tu novio, ni siquiera te apoya. Así que quiero entenderlo. - en ese momento me alcanzó el ordenador, lo apoyé en la cama cuando vi que iba a marcharse.

- Tú, te quedas conmigo. - la agarré y la arrastré hacia a mí.

- No quiero verlo. - expresó.

- Vas a verlo, aunque deba de obligarte, por lo que ves ahí, es la última vez que lo verás. - contesté tras agarrar su rostro con gentileza. En ese momento me moría de ganas de besarla, pero había algo más importante en ese momento. 

- Está bien. - se sentó, por lo que la solté y puse aquel CD.

- Sabes, no muerdo. - expresé tras ver que estaba en una esquina de la cama. Se acercó ligeramente, cuando ni siquiera lo pensé, agarré su mano y la atraje hacia a mí. - en ese momento me miró ligeramente, por lo que sonreí.

Y de repente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora