Cap 46: No te avergüences

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Narra Suga

Se estaba cubriendo de mí, estaba sintiendo vergüenza y no podía más que pensar en lo tierna que era, pero aunque estaba tocando su cuerpo a mí antojo, quería ver su rostro, cada una de las expresiones que se dibujaban en su rostro mientras que la tocaba, mientras que guardaba en su cuerpo mi esencia, mis caricias y sobre todo era yo él que quería conservar todo aquello en mi memoria.

- No te avergüences. 

En ese momento hice que se volteará hacia a mí y mientras que la miraba, más bonita se me hacía, por esa razón ni siquiera dudé, volví a besarla sin frenesí, pero rápidamente mis labios se posaron en su cuello y mi mano descendió por su vientre, cuando me percaté de lo que lleavaba puesto era la falda del uniforme, cosa que me dificultaba seguir el trayectro, por lo qu eno dudé, mientras que besaba su cuerpo, mis manos bajaron la cremayera y se la quité, en ese momento vi algo gracioso, aquellas medias que le llegaban hasta la pantorrilla y su ropa interior, sin duda sin la falda era algo gracioso.

Alzó su mano hacia mi torso y lo acarició, mientras que me invitaba a volver a ella, pero antes de aquello, me quité mi pantalón, pues también quería liberarme de la parte de abajo, aunque era posible que lo más molesto fuera la ropa interior, la cual atrapaba a mi miembro. Sabía que no íbamos a tener sexo como tal, pero eso no significaba que no hubiera otras formas de dar rienda suelta a nuestro deseo y sobre todo que no hubiera otras formas de darnos placer. 

Volví a ella y volví a su pecho, cuando emitió un sonido realmente tierno, sin duda aquello encendía la única parte de mí que no podía controlar con mi cabeza, pues parecía que moría de ganas, de librarse de la ropa interior, pero aún, aún debía de esperar, pues respetaba su decisión, seguí descendiendo con mi boca por su vientre cuando le arrebaté su ropa interior y abrí ligeramente sus piernas, cuando se cubrió con sus manos.

- Para, eso si que da vergüenza. - me detuvé y miré su rostro completamente rojo, por lo que comencé a reír. 

- ¿Quieres igual de condiciones? Perfecto. - me levanté y después me quité los calzoncillos, sus ojos fueron rápidamente hasta allí, por lo que al ver sus ojos reí. - Me dotaron bien. ¡Eh! - reí y después fui hacia ella. 

- No dije nada. - expresó.

- Tus ojos y tu rostro lo dijeron. Ahora, no seas niña y deja de cubrite. - agarré sus manos, cuando comenzó a ejercer fuerza. 

- No, esto es vergonzoso.  

- No me digas... 

- ¿El qué? - preguntó tras mirarme.

- Soy tu primero en ese sentido. - sonreí ligeramente. - Vamos, prometo parar si no te gusta. - cosa que estaba claro que no pasaría, pues sabía bien como satisfacerlas, pero si aquel chico jamás la había hecho aquello, estaba claro que sería vergonzoso e incómodo, pero claramente, sabía como convencerla, por lo que me dejó el camino el libre. 

Y de repente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora