Cap 3: El reflejo de tus ojos

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Narra Suga

Esa noche iba solo por el barrio. Mis amigos tenían cosas que hacer cuando de repente unos tipos con los que había tenido problemas comenzaron a seguirme.

Estaba solo y era imposible que pudiera contra todos ellos. Corrí rápidamente cuando vi los vestuarios de baloncesto, sin duda a esas horas no habría nadie.

Fui a saltar la vaya cuando mis ojos se posaron en una chica con un gatito blanco en sus brazos. Al parecer iba correr cuando mi salto la hizo frenar.

Al ver que iba a gritar la tapé la boca y la arrastré hacia dentro de los vestuarios. Al instante el gato saltó de entre sus brazos y a su vez ella comenzó a moverse para librarse de mí.

- Si te tranquilizas... Te soltaré.- expresé. Al instante dejó de hacer fuerza por lo que la solté.

Pensaba que iba a salir corriendo, pero no. Ahí estaba, como si ella también tuviera que esconderse de aquellos hombres que solo me perseguían a mí.

Me acerqué a la puerta para poder ver que no había nadie cuando alguien se acercó por lo que me eché hacia atrás. Podía sentir su respiración cerca, pero no me molestaba.

¿Qué es eso de allí?- gritó uno de ellos.

- El gato.- vi como iba a ir hacia la salida, justo cuando más peligroso podía ponerse aquello y todo por un simple animal que ni siquiera la pertenecía.

- ¿Acaso estás loca?- La agarré de la cintura y la arrastré hacia a mí. Mis brazos rodearon su abdomen con suavidad y a su vez su espalda se apoyó ligeramente en mi torso.

- ¿Quién era aquella chica?- me pregunté tras poder mirarla un poco más de cerca.

- Era un simple gato. Vámonos.- al instante un chillido se escuchó afuera... Sin duda era de aquel animal.

- Suéltame.- volvió a forcejear por lo que la solté al instante. Ya no había peligro, ya no había motivo para retenerla, por más que en ese momento quisiera hacerlo.

- Malditos hi...- salí de allí y la observé detenidamente. Trataba a ese pequeño animal con todo el cariño del mundo. Por un segundo tuve envidia de aquel gato.

- ¿Tan importante es ese animal?- pregunté un tanto molestó aunque no sabía muy bien porqué. Mi cabeza estaba llena de pensamientos que nunca antes había experimentado.

- No me vuelvas a meter en tus problemas. Imbécil, porque no desapareces.

Tal vez esas palabras deberían de haberme echo reír, al igual que me ocurría con las otras chicas que me lo decían.

No obstante ella era diferente, sus ojos llenos de lágrimas y con aquel animal herido entre sus brazos.

Lo agarró con gentileza y desapareció rápidamente de allí.

- ¿Volveremos a vernos?- me pregunté mientras que miraba hacia esa dirección.

Y de repente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora