Cap 45: ¿Eres romántica?

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Narra TN

Tal vez, era verdad que estaba despechada, pero incluso aún siendo así no quería que se marchará del alcancé de mis ojos, no quería que me malinterpretará, porque sabía que otra parte de mí se moría por ser besada por él, por saber que estaba bien acceder a él y aquellas palabras, aquella traición solo me lo confirmó. 

Por lo que a diferencia de aquel beso, la culpa ya no estaba presente en mí, por lo que solo dejé que mis labios se movieran a su compás, que mi lengua jugará con la suya y que a la vez, guiará mi cuerpo hacia aquella cama. 

- Creo que deberé de dar gracias a ese idiota y todo. - pronunció con una sonrisa, se quitó la camiseta, por lo que me quedé mirando aquel cuerpo, estaba claro que estaba delgado, pero de ahí a tener un cuerpo escultural estaba lejos, pero aún así era un cuerpo soñado, pues aunqu eno tuviera tableta, para mí era más precioso que cualquier modelo de revista. 

- No voy acostarme contigo. - en ese momento se detuvo y se quedó quieto como si le hubiera fastidiado los planes.

- Vaya, que directa. - en ese momento se sentó, por lo que aproveché para tumbarme en su regazo.

- Si lo hiciera, es posible que fuera despecho, por eso, quiero conocerte más.

- Si eres romántica y todo. - acarició mi cabello y después me besó desde la posición en la que estaba.

- tienes un moco. - sin duda decir aquello me hacía gracia. - se levantó rápidamente por lo que comencé a reír. 

- Idiota. - agarró mi pierna y me arrastró en la cama. Estaba nuevamente de buen humor y parecia que tenía planes por hacer. - Hay más cosas del sexo. - sonrió por lo que por un segundo me dio miedo. 

Desde luego que tenía otros planes, pues su mano había se había escurrido por mi vientre y ahora estaba en uno de mis pechos, no pude evitar ponerme tímida ante aquel acto por lo que sin pensarlo me di media vuelta, no obstante, podía sentir como su cuerpo prisionaba el mio. Me quitó la camiseta y el sujetador y después besó mi espalda con suavidad mientras que sus manos se movían libremente por mi piel desnuda, mientras que tocaban mis pechos.

- No te averguences, eres hermosa. - podía decir aquello, pero como podría convencer a mi mente, cuando la persona que me estaba tocando era él, alguien que hacía palpitar mi corazón y que a la vez, era una de las personas más hermosas que habái tenido delante. 

Y de repente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora