41

2.6K 254 39
                                    


Sasuke

Seis días antes

Tal vez me digan insano, pero no pienso arrastrar a nadie más en mis decisiones. Así tenga que callar y hacerlo todo por mi cuenta.

Son las tres de la madrugada y no puedo dormir. Son tantas cosas que me tienen comido de mente que no sé por dónde empezar.

¿Cómo estará ella?

Cierro los ojos y trato de dibujarla en mi mente.

La escena en dónde enloqueció y dejó salir todo lo que llevaba dentro gira con fuerza dentro de mí. Ni yo la supe reconocer. He debido de ser un gran bruto. Tanto para traer tantas desgracias en su vida.

La amo. De eso no tengo ni la más mínima duda. Pero el amor no soluciona los problemas del mundo. Si así fuese, nadie sufriría.

Reflexiono una vez más. Hay más posibilidades de que me equivoque, sin embargo, no puedo hacer otra cosa más que eso.

Sólo puedo depositar mi confianza en ella.

Mi teléfono vibrando en mi cama me saca de prisa de mi sueño. Miro la ventana cerciorándome que es de día.

—Prométeme que no se lo dirás a nadie, ni siquiera a Itachi.

Tarda, pero al fin contesta.

—Cariño, ¿Estás seguro de lo que piensas hacer?

—Mamá, hablaremos cuando llegué. Gracias.

Escucho unas cuantas palabras más y termino la llamada.

Me doy una ducha rápida. No sin antes enviar los papeles de mi ausencia por correo a la Universidad.

Tomo lo más importante: ropa, dinero, mis documentos y algo de comida.

De pronto el miedo se apodera de mí. No es algo que pensé que haría. La decisión ya está y no debo vacilar.

Todo lo hago por ella.

Sujeto mi mochila deportiva detrás de mis hombros. Tomo mi llave y salgo rápidamente, antes que Naruto llegue.

He tenido que tomar el bus público, cosa que no hago o eso es lo que mi memoria recuerda. Es grato saber, sin embargo, que la vista es muy bella. El amanecer se divisa muy a lo lejos mientras el sol se oculta detrás de las nubes fijas en el cielo. Jamás me había dedicado a observar estas cosas. Ahora entiendo porque Sakura sonreía como una posesa cuando íbamos en mi auto, incluso me ignoraba.

Sonrío. Otra vez la traigo conmigo.

—¿Te vas de viaje?—una voz chillona me saca de mi inmersión—¿O te estás fugando de casa?

Giro mi cabeza y me doy cuenta que en los asientos frente a mí se encuentran una señora y una niña muy delgada.

—¿Tú que crees?—le sigo el juego.

—Pareces viejo, así que no creo que te estés escapando de tus papis—la niña se frota el mentón.—¡Estás yendo a buscar a tu amada!—grita de pronto.

—Oye, no querrás que tu mamá se despierte—señalo hacia la señora que tiene la cara pegada al cristal de la ventana y duerme plácidamente.

—Ser mamá es muy duro.

—¿Porqué lo dices?

—¿Es que no la ves?—la señala con ímpetu—Trabaja todo el día y cuando tiene el día libre me lleva de viaje a ver los girasoles. Ella dice que no se cansa, pero tampoco soy tan tonta para no darme cuenta.

—¿Y porqué no se lo dices?—cuestiono decidiendo continuar con la conversación. De este modo olvido mi histeria por lo que pueda pasar luego.

—Porque las mamás saben todo. Si no se lo digo igual lo sabrá. Es como algo que leí en un libro.

—¿Y qué decía ese libro?

—Que el amor más incomparable, puro y desinteresado es el de una mamá—asiente exageradamente.—Por eso son las mejores.

La quedo mirando. Una niña acaba de dejarme sin habla. No sé como responder a eso.

La relación con mi madre siempre ha sido de respeto-autoridad. Jamás supe interactuar con ella. Sé que ha pasado por mucho, pero eso es todo.

Ahora, me está ayudando, a cuestas de lo que le pueda pasar a ella también.

Y luego está ella. Sakura en el futuro será una bella madre y yo...

—Oiga, señor—escucho aplausos frente a mi cara.

Parpadeo y la veo de pie sosteniéndose con un tubo de metal del lado.

—¿Porqué un papá abandona a su hijo?

Su pregunta me descoloca.

—¿Disculpa?—digo, aún sabiendo que es una niña.

—¿Tú abandonarías a tus hijos?—noto como la niña comienza a apretar su mandíbula conteniendo las ganas de llorar.

—No tengo hijos... aún,—me levanto, la sostengo de sus brazos y la siento junto a su madre—pero no debes preocuparte por ello.

—¿Fui mala hija?

Caray. Soy malo para consolar personas. La experta es Sakura, pero no está aquí.

—Escucha a este viejo. Los hijos nunca tienen la culpa de las decisiones de sus padres. No debes sentirte mal, sé feliz porque tienes a una madre que te ama. ¿No eres feliz con ello? Además, a pesar de todo, un padre siempre querrá a su hijo.

—¿Cómo lo sabes?—la niña se limpia la nariz con su bufanda mientras implora con sus ojos llorosos la respuesta.

¿Cómo lo sé? Ni siquiera yo lo sé.

—Porque un hijo es lo más maravilloso que puede recibir un padre—dejo salir toda la sinceridad dentro de mí y confieso, sorprendiéndome a mí mismo.

—Vaya, entonces me gustaría tener un hijo.

Casi me atraganto con su respuesta.

—Wo, de pasos pequeños, niña. Primero debes encontrar algo que te guste para que puedas vivir de ello. Luego, y lo más importante, encontrar a esa persona que sea capaz de hacer correr tu corazón como loco.

Observo como la pequeña niña me mira como si fuera alguna clase de orador famoso. A decir verdad, sigo incrédulo por todas las cursilerías que salen de mi boca.

—Señor, señor,—da un brinco y tira de la manga de mi sudadera—ojalá encuentre a un señor apuesto y genial como tú cuando sea grande.

Evito reír. La niña tiene las mejillas rojas y su inocencia me enternece. Si supiera cuán miserable soy no diría aquello.

Escucho mediante los altavoces mi parada. Tomo mis cosas y me levanto para salir por la puerta trasera.

—Ha sido muy grata la charla—doy un leve golpecito en su cabeza. La niña hace puchero al verme salir del asiento compartido.

—Mi mami siempre me dijo que no hablara con extraños, pero cuando se despierte le voy a decir que no todos son malos—me sonríe.

Le devuelvo el gesto. Ondeo la mano mientras me alejo hasta la estación.

El bus cierra sus puertas y noto como la pequeña niña se pega a la parte trasera del auto mientras me dedica una última sonrisa.

Me doy la vuelta. Esa dulce y genuina charla despejó mis inquietudes, sin embargo, es tiempo de seguir con el plan.




PEQUEÑO DILEMA /SASUSAKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora