Capítulo Cinco.

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SAM 'S POV

Viernes, 25 de Enero.

Creo que Matt ya se ha integrado completamente, tanto en las clases como en el instiuto en si. Cuando va a la cantina, se sienta con los compañeros de equipo de baloncesto y nosotros apartados en una mesa. Como ha sido y será siempre, hasta que salgamos de esta cárcel, llamada instituto.

- ¿No crees que ya le has dado demasiadas vueltas al café? Creo que el azucar no tarda tanto en disolverse. - Dice Will riendose.

- Estaba pensando en otra cosa. - Seguidamente doy un sorbo del café.

- ¿Y se puede saber en qué o quién? - Dice alzando sus cejas repetidamente.

- Eres tonto.

- ¿Gracias? - Justo en ese momento suena el timbre que avisa para volver a las clases. Nunca mejor dicho, salvada por la campana.

Las siguientes tres horas pasaron excesivamente lentas, algo muy normal. Salimos de allí y fuimos a mi casa. Hoy Will se quedaba a comer, y prepararíamos pizza. Si, 'Prepararíamos' nosotros una pizza, creo que esto no va a acabar bien.

- ¿De qué la hacemos? - Digo abriendo el frigorífico.

- ¿Tienes bacon, queso, atún y aceitunas?

- Si, si, no y si.

- Vale, el atún podemos omitirlo. Haber... empecemos con la masa.

Will se puso un delantal y un gorro blanco como los cocineros profesionales, iba más gracioso. Empezó a hacer la masa, la verdad es que se le da bien. "Es normal, va a ser cocinero profesional o eso dice..." Yo creo que sí. Cuando terminó de hacerla, puso el tomate y todos los ingredientes. Unos minutos había encendido el horno y ahora la pizza se estaba haciendo. Y solo con el olor que hacía me entraba el hambre.

- ¿Tarda mucho? - Pregunto sentándome sobre la encimera y moviendo mis piernas, como si fuese una niña pequeña.

- Sam, hace menos de cinco minutos que la he puesto en el horno. Sabes que son 30 minutos.

- Ya, pero tengo hambre.

- Toma come. - Me lanza a la cara queso rayado que había sobrado. - ¿Está bueno? - Dice riéndose.

- William Hunter te vas a arrepentir. - Cojo con mis manos la harina y se la lanzo, quedándose toda su cara blanca. - Mira ahora vas todo de blanco. - Digo mientras me rio muy fuerte.

- Ahora veras tú. - Bajo de la encimera y empiezo a correr mientras daba vueltas a la mesa. Will llevaba más harina en sus manos y como me alcanzase seguro que acababa en mi pelo.

Estuvimos un buen rato corriendo detras del otro, acabamos en la planta de arriba sentados y apoyados en pared, llenos de harina de los pies a la cabeza.

- Me sabe la boca a harina. ¡Puaj!

- Yo creo que tengo harina en los oídos. - Dice moviendo la cabeza hacia un lado.

- ¿No huele a quemado? - Nos miramos y dijimos al mismo tiempo. - ¡NO! ¡LA PIZZA!

Bajamos las escaleras corriendo y sacamos la pizza. Unos minutos más y nos hubiera tocado tirarla. Solo se había quemado un trozo, gracias a dios. Justo en ese momento, entró Dylan por la puerta y se nos quedó mirando.

- ¿Por qué estais blancos y huele a quemado? - Pregunta extrañado.

- Pues... ha sido la pizza, que se ha vuelto rebelde. Si y nos ha lanzado harina. - Digo sonriendo y evitando no reírme por la estupidez que acaba de decir.

Mi Historia: Samantha Miller. | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora