"No eres importante"
dice mientras se acaba
la botella de whisky
y comienza con la de ron.
Se enciende un cigarro,
prende el encendedor
y deja que su alma
se evapore.
Se entrega al olvido.
Su teléfono de rueda
suena.
Pero el bohemio
se niega a contestar.
Tose un poco.
Se ahoga en más alcohol.
Traga algo de humo gris.
Se ríe.
Llora.
Se ríe...
Y ahora descuelga el teléfono
que vuelve a sonar.
Deja saltar el contestador
y escucha su voz.
Hacía meses que no le escuchaba.
Sus cuerdas vocales
debían ser casi tan preciosas
como ella,
porque aquella dulce voz
no podían emitirlas unas cualquieras.
Loco enamorado y borracho.
Se deja caer sobre el suelo
frío
hasta quedarse dormido.
Otra vez más con el cigarro encendido
sin acabarse de consumir.
