Me fuiste a hablar de destrozos a mí.
Ingenuo.
Eso es como hablarle a las estrellas de la luna o a un pintor de sus musas.
Infieles al calor, mis manos congeladas taparon mis ojos.
No había quien los abriera, ni quien me soportara en ese plan.
La víctima de mí que soy yo.
Las nubes me obligan a ser egocéntrica cuando solo me calan a mí.
A mí. A mí. A mí.
Parece que siempre hable de lo mismo con las mismas metáforas, las mismas fotos, el mismo estado de ánimo, la misma depresión y angustia. Pero cambia. Claro que cambia si en vez de gris uso negro.
Hoy nada de encerrarnos, que están limpiando las mazmorras.
Las ojeras se tapan si duermes o si les lloras, y 'tronco', échale cojones, que de aquí sales y no a medias.