Otro domingo
con cara de 'ya es tarde',
en mi cuarto haciendo un cigarro arder.
Soñamos con perdernos por París,
con vivir allí
y no volver.
Acordamos de hacer del último; un sábado,
un día cálido
y un café.
Pero claro que ya es tarde
para 'hacer volver al que se fue'.
Y mi domingo no fue nuestro,
ni del resto.
Fue eso;
muy mío,
muy frío
y nada de usted.