Quizá la vida fuera gris
y a mí nunca me apeteció colorearla.
O a lo mejor no,
pero se fue destiñendo
los domingos tristes
después de llorar un poquito
a las dos de la madrugada.
Quizá la vida fuera gris
y a mí nunca me apeteció colorearla.
O a lo mejor no,
pero se fue destiñendo
los domingos tristes
después de llorar un poquito
a las dos de la madrugada.