Pasaron ya tres semanas del viaje. Intenté distraerme saliendo más con mi grupo de amigos sin mirar mucho a Raúl, ya que cada vez que estaba cerca de él, me sentía extraña y sentía que él sabía mis sentimientos verdaderos, no quería alejarlo de mi, estaba segura que sería algo muy temporal. Lo digo porque estaba muy muy segura.
Obtuve una nueva filosofía de vida: no importa absolutamente nada, sólo mi felicidad y la de los demás. Los sentimientos no sirven, sólo te hacen pasar un buen momento y luego los diez restantes son sufrimiento y dolor (en mi caso, claro).
Mantuve esa filosofía de vida aproximadamente por dos días.
En realidad es muy eficiente, podría servir en cualquier persona normal, pero no en mi, por caprichosa y masoquista.
El primer día de la filosofía eficiente resultó en realidad muy bien, era miércoles y debía quedarme a clase de inglés en la tarde. Fue un hermoso día ya que no visite el perfil de Leo en todo el día, más bien, salí con mis amigos después de clase y fuimos a comer, lo único que podía hacer era reír y olvidarme de mis problemas porque "no tengo sentimientos". Después fui al gimnasio y decidí proponerme una meta. Entrenaría duro todos los días y al llegar a fin de año, mataría a cada estúpido con mi belleza.
Lo se, es algo muy poco probable mejorar mi aspecto físico y suena un poco superficial pero fue algo que de veras me subió el autoestima y me hizo olvidarme de ciertas penas.
El segundo día fue casi igual, seguí mi rutina diaria, reír toda la mañana, deberes y gimnasio en la tarde, no mirar el perfil de Leo y surgió bien pero empece a aburrirme.
Suelo aburrirme rápido de las actividades diarias, al tercer día mis sentimientos renacieron, resucitaron, o como quieran llamarlo.
Primero porque la maestra de historia me reprobó la prueba porque no entendió mi respuesta, (tenía mala letra pero si podía leerla hasta un niño pequeño!) y al reclamarle, me bajó aún más la nota. Me frustré en un dos por tres. Mi día empezó mal.
A la hora de almuerzo la estúpida de Kia, me interrumpía cada momento que intentaba armar una charla "familiar" con sus comentarios bajos y de muy mala vibra.
Mi furia se expandió desde mi cabeza hasta mis pies, deseando golpearla con un sartén. Me aguanté.
Subí en silencio a mi habitación pensando que todo había terminado y disfrutaría de una reconfortante siesta.
Subía las gradas a toda velocidad hasta que...
Escuche un ruido ensordecedor, mi madre había roto un plato mientras los lavaba, mierda.
-¡Kate, ayúdame!
MI ER DA
Solté un gruñido, y empecé a bajar las gradas lenta y pesadamente con toda mi rabia. Llegué a la cocina y ayude a mi madre a barrer, con mi peor gana que no pasó por alto.
-Puedes decirme, ¿qué culpa tengo yo de tus problemas? Sólo estaba pidiéndote ayuda, pero siempre eres así, siempre peleamos cada vez que te pido un favor, y luego me dices que...-bla bla bla, empezó el discurso estresante, sólo conseguí mirarla sin pensar en cada palabra que decía.
Perdí la noción del tiempo con su larga reprimenda.
-¿Estás siquiera escuchándome? Ahora hablo para nada, eres una desconsiderada, y ¡deja de mirarme sin contestar nada!
-¡¡¡¡Que quieres que conteste!!!!!
Ups, estallé un poquito.
Se acercó y me dio una bofetada. De niña podía ponerme a llorar por horas con tal de hacer drama pero ahora ya no me dolía y me parecía perder más el tiempo. Me lo merecía en el fondo. Intenté apagar mis sentimientos y lo logré por un momento, desde ahí, cada pelea con mi madre se volvía como un vuelo de piloto automático, lo mismo de siempre mientras mi mente volaba en todo menos en las palabras que me decía.
Me deshice de ella el momento en que mi padre intervino y fue a gritarnos a las dos, mientras veía pasar a mi hermana a servirse un vaso de agua riéndose de nuestra pelea, parecía un fantasma, sólo observaba y nunca tenía problemas con ellos, que triste vida.
Al llegar a mi cuarto me derrumbé automáticamente en la cama, me puse mis audífonos y empecé a llorar todos los sentimientos reprimidos en estos dos días.
Ser fría no era mi fuerte y odiaba ser una persona tan emotiva, me sentía con el autoestima hasta el piso y estuve el resto del día en cama, escuchando música, durmiendo o tan sólo llorando y mirando al techo.
Me quedé seca y no pude soltar más lágrimas. Entre al perfil de Leo y moría por hablar con él, pero no debía. Eran las 8:15 pm y se me pasó por la mente llamar a Emily pero sólo conseguiría espantarla con ese mal genio que llevaba.
Era difícil soportarme a mi misma así. No tuve más remedio que seguir inundada de tristeza y depresión momentánea.
De pronto recibí un mensaje. Una sonrisa esperanzadora me dijo que no estaba sola en el mundo y que iba a tener compañía virtual, aunque sea por un rato.
Miré mi móvil. Era Lorenzo. ¿Lo recuerdan? Si, el imbécil que me molestaba para salir todos los días y todos los días lo rechazaba. No soy mala, puede que un poco pero piensen esto:
Si acepto salir con el, me fastidiaría el resto de mi vida y le crearía falsas ilusiones, lo cual sería mil veces peor. Así que prefiero dejar las cosas claras. Ya intente decirle que sólo lo quiero como amigo pero no, este chico es de los que le entran las palabras por un lado y le salen por otro. Ignoré su mensaje, no quería más ataques de ira en un día, tuve demasiados y no fue un buen día. Para nada.
Pase el tiempo pensando en la manera de ser feliz y dejar de pensar en Leo.
Pero no encontré forma. Todas las personas solían decirme que sólo le de tiempo al tiempo, es un sabio consejo pero no me estaba resultando. También que me distrajera y bueno, eso intente hacer estos días pasados pero después siempre volvía a lo mismo.
Me resigne, si me gusta, me gusta y no podré hacer nada al respecto y, si tengo que sufrir por el mil años, no queda más remedio que aguantarme, era mi culpa, porque a pesar que me lastimaba hablar con él, seguía haciéndolo de vez en cuando, porque este masoquismo emocional en mi alma, no tenía medicación.
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Masoquismo emocional
RomansaPrometes no enamorarte. Te enamoras, te hacen falsas ilusiones y no te corresponden por distintos motivos, en este caso: distancia. Como superarlo? Dicen que el dolor es inevitable y sufrir es opcional, pero que tan masoquista es Kate, y qué método...