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Pasaron las fiestas y un fin de semana antes de volver todos fuimos a Roma, Arturo tenía un conocido en el Vaticano y pudimos acceder a una celebración que se hace para los empleados del Vaticano y el Sumo Pontífice bautizó a nuestra querida Ana.
Fue un orgullo estar ante la presencia del Papa, luego nos bendijo a todos y logramos pedirle si nos casaba en un futuro cercano y él accedió, Silvy no pudo con su genio y enseguida comenzó a difundirlo por las redes.

Ver a mi ahijada bendecida por las manos del Papa, y a mi amor de la mano de Anita, fué muy movilizador para mí, con las nenas se llevó genial, ellas lograron hacerle lo que quisieron, se llevaron una maleta completa de regalos cada una, las tres se ganaron un lugarcito especial en su corazón.

Llegó el día de la despedida, volveríamos a verlos al nacer nuestra hija, ellos vendrían a acompañarnos unos días antes de la fecha de parto y así disfrutar del cariño familiar.

Verlos partir me dió nostalgia, no pensé que los amaba tanto, ver a Bruno y a su madre llorar, a mis pequeñas sobrinas no querer irse, aferrendose a mi mano y a mis amigas lagrimiar porque ya tenían que subir al avión rumbo a New York; Laura y Stella viajaban en vuelo directo a ver unos nuevos diseños a la gran manzana.

Vimos los aviones partir, caminamos rumbo a la salida abrazados y en el auto recién pudimos hablar.

-Nos quedamos sólos gatita, ahora solo somos vos y yo, va a ser aburrido, ya me había acostumbrado a la locura de la familia de nuevo.

-Si tenes razón, yo voy a extrañar pelear con mis amigas cada mañana por pavadas, ver jugar a las nenas en la nieve haciendo muñecos con su abuelo, ir de compras con tu mamá; ella se desespera por comprar lo último de la moda y con la habitación de mi beba hizo maravillas.

-Pam vamos a almorzar al centro de Milan así nos despejamos un rato y después podemos ir al cine, hace mucho que no tenemos tiempo para nosotros sólos.

-Bueno, hoy soy toda tuya, pero nada de pochoclos, que después tengo que soportarte toda la noche quejandote del dolor de panza.

-Okey mi sargenta, nada de pochoclos, pero un helado si puedo.

-Con el frío que hace hoy queres helado.

-O es pochoclos o es helado.

-Sos un caso perdido. Y que pelicula vamos a ver, ni de terror, ni de guerra, una de risa, no quiero deprimirme con una de amor.

-Busquemos una de risa y si no hay, vamos a ver alguna de dibujitos así nos vamos acostumbrando.

-Las chicas te volvieron loco con tantas pelis de princesas, que ya te gustan.

-Shhh, - puso su dedo en mi boca queriendo callar mi voz- que nadie se entere, que me volví sentimental.

-El secreto está- le hablé al oido- a salvo conmigo.

Los dos no reimos por esa conversación trivial.

Fuimos a almorzar al resto de un amigo y pudimos conversar largo rato.

Al final el cine lo dejamos para otra ocación, yo estaba un poco cansada y decidimos volver al hotel.

Fuí directamente a la cama a dormir una siesta, desde que estoy embarazada todos los días es mi rutina todas las tardes, Bruno no me acompañó, tuvo que quedarse en la oficina con Jess a firmar unos contratos para nuevos clientes.

Estaban organizando un evento para un congreso médico y nuestro hotel sería la sede para las conferencias, desde que abrimos el zoom pudimos tener más eventos de ese tipo.

Por suerte todo está bien encaminado para nuestro hotel, Bruno se convirtió en un prestigioso empresario hotelero y ya estan pensando ampliarse con otro nuevo hotel, Arturo lo ayudaría económicamente, junto con todos los hombres de la familia, hasta Max ya es un De Angelis, se adaptó muy bien a esta familia de locos y trabaja en nuetra empresa hace dos años.

NO SUELTES MI MANO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora