Por la mañana llamé a Jess y le conté mi decición, ella estuvo deacuerdo y me aseguró que iba a cuidar de nuestros intereses, que no era necesario venderle nuestra parte, nuestras ganancias seguirían a nuestro nombre y así el futuro de nuestras hijas estaría asegurado, aparte al ser la madrina de Lourdes, y no tener hijos su parte se la heredaría a ella, ama a mi hija como si fuese su propia madre.
Jess no puede tener hijos, un embarazo fallido que tuvo por inseminación, la dejó sin esa posibilidad, tuvieron que realizarle una histerectomía y nunca más podrá volver a embarazarse, por eso se aferró a mi hija y la conciente siempre, la adoptó como madre sustituta y mi niña se aprovecha para recibir mimos extras.
Ellas van a sufrir el alejamiento, pero es lo que devemos hacer.
Por la tarde hablé con Belén y con Lourdes, al principio no estaban deacuerdo de irse a vivir a otro país, ellas son italianas y su patria es esta.
Pero les conté de la enfermedad de su abuelo y como lo quieren mucho, comprendieron, que devíamos mudarnos.
Dos problemas resueltos ahora quedaba hablar con Bruno, aclararlo todo desde ahora y así no confundir ni a las niñas, ni a nosotros.
Le mandé un mensaje...
*Podemos cenar juntos en algún lugar alejado al hotel y hablar a solas.*
Unos minutos más tarde respondió.
#Si, ¿a dónde te gustaría ir?
*Hay un lugar nuevo en el centro de Milan, podemos ir ahí.*
#Me cambio y bajo, ¿vamos los cuatro?#
* No, solamente vos y yo.*
#Gatita, ¿ya me perdonaste?#
*Te espero abajo, no tardes.*
Apagué el celular y me arreglé, quería verme linda, los años dejaron su camino en mí y mis arrugas comenzaban a visualizarse.
A las ocho en punto yo ya estaba lista y él tocó la puerta del penthouse, desde aquella noche, no volvió a entrometerse sin permiso.
-Pasá, busco mi cartera y salimos.
-Estás muy hermosa esta noche.
-Gracias- mi sonrisa parecía de adolescente- y vos también, y olés muy rico.
-Sigo usando el perfume que vos me regalaste, lo conseguí en Buenos Aires.
-Que bueno, ya vuelvo.
-Te espero acá.
Busqué mi bolso, no podía estar haciendome esto, jugaba sucio, ponerse ese perfume, él sabía muy bien como atraparme.
Quería guerra, iba a tener guerra.
Saqué del cajón ese perfume tan especial para mí, ese perfume con el cual lo volví loco tantas veces hace años.
Me cambié el vestido y me puse uno muy especial, a mi cuerpo se le adaptaba muy bien ese atuendo, aún podía lucirlo, al ser delgada, podía usar ropa bien ajustada.
-Ya estoy lista, podemos irnos- se giró y al verme quedó con la boca abierta- cerrá la boca que es muy obvio, sí me cambié, vos estás muy arreglado y yo parecía una pordiosera.
-Pordiosera vos gatita, ahora si me gusta el vestido, voy a tener que ir con la escopeta, a cada uno que te mire le pongo una piña.
-Vamos, boxeador, ya me contaron, tus dotes en ese rubro.
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NO SUELTES MI MANO 2
RomancePamela pudo recuperarse de su anorexia y sanar su corazón roto. Ocho años después, volvió a encontrarse con Bruno en un viaje por Italia, ya que él se había instalado en Milán. De tantas idas y vueltas de la vida, ese fuego nunca se apagó y en aquel...