El martes le dieron de alta a Arturo, los chicos lo llevaron directamente a su casa para descansar y reponerse para el sábado, que sería nuestra boda.
Por suerte mi amiga Laura me hizo un vestido en tiempo record, era sencillo, y en especial como ella me conocía muy bien, estaba decorado a mi gusto, también les hizo los vestidos a mis hijas y mis sobrinas, ellas cinco serían nuestras damas de honor.
La casa durante esa semana fué un caos, Sara organizó todo en tiempo record, decoraciones, lunch, mesas, un escenario para bailar, todo había quedado hermoso.
Si hubiesemos pensado con mucho tiempo de anterioridad este casamiento, no hubiesemos logrado lo que estaba pasando, una familia completamente unida en pos de un objetivo; hacer feliz a un hombre en sus últimos momentos de su vida.
Bruno y todos los hombres De Angelis, consiguieron un negocio de ropa masculina, que les vendió los trajes para la ceremonia, él iría de smoking blanco, su piel bronceada resaltaba con ese color.
Por fin llegó el gran día del resto de nuestras vidas, hoy nos volveríamos a casar, luego de once años de habernos divorciado.
Volver a ser su esposa me ponía muy nerviosa, anoche no dormímos juntos, él se fué a la casa de su madre, los muchachos le organizaron un asado, como despedida de soltero, el último que haría Arturo en su vida.
En cambio las mujeres y las niñas nos reumimos en la mansión nuestra y todas juntas tuvimos una cena llena de risas, regalos y también llantos.
Todas las mujeres que más amaba estaban conmigo en esta locura, amigas, suegra, hijas, sobrinas, empleadas, todas ellas me organizaron la despedida de soltera más emotiva que nunca pude imaginar.
Tantas vivencias compartidas, tantas horas estando a mi lado, nunca me dejaron sóla.
Silvy nunca se separó de mi lado desde que nos conocimos hace muchisimos años.
Laura compartió conmigo la peor etapa de mi vida, la anorexia y mi intento de suicidio, juntas salimos del pozo negro que nos habíamos metido.
Marisa y Florencia, mis cuñadas adoradas, ellas me aceptaron como una más de las mujeres De Angelis desde el primer día, nunca me celaron cuando Arturo me decía que yo era su preferida, tuve muchisima suerte con ellas, logramos una hermosa amistad y ni mi separación de Bruno nos alejó.
Y que decir de Sara, mi adorada suegra, ella poco a poco fué ocupando el lugar que había quedado vacante con la muerte de mi madre. Ella supo ganarse mi corazón, con todo el amor que regala a cada uno de nosotros, si no fuese por ella, esta familia sería un desastre, ella nos equilibra a todos, nos reta cuando algo no es correcto, ejerce su poder de loba lider de esta manada.
Rosa y Cristina me ayudan en mi hogar, más que empleadas, pasaron a ser amigas íntimas mías, y en especial Cristina, que cuidó de mí en mis peores momentos.
El momento esperdo llegó, tantas cosas pasaron en estos once años, enfermedades terribles que dejaron estragos en mi cuerpo, un divorcio que nos marcó para siempre, dos angelitos que nos cuidan desde el cielo y ahora volveremos a unirnos, no sé si es normal que una pareja se case se divorcie y se vuelva a casar, pero esta es nuestra realidad, ahora todo está en calma, los dos crecimos juntos, tuvimos altibajos, días de desesperación, días de odio, días de amor extremo, y muchisimos días de estar separados, pero siempre volvimos a encontrarnos, siempre volvimo a estar juntos, no pudimos separarnos nunca, fuímo hechos para amarnos, aunque nos hayamos hecho mucho daño, ahora voy a volver a ser su esposa, que raro suena eso, tenemos dos hijas y recién ahora volvemos a casarnos.
Ahora sí podemos decir que estamos preparados para ser realmente marido y mujer, ahora sí me siento plena, con él a mi lado nada es un imposible, todo se puede, sólo no podremos algún día burlar a la muerte, pero desde hoy voy a luchar por mi familia, mis hijas, él y yó nos lo merecemos, suena tan bien ser una familia completa, llena de amor y respeto, no toleraría un nuevo fracaso entre nosotros, creo que no podría superarlo de nuevo, pero por mis hijas haría cualquier cosa.
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NO SUELTES MI MANO 2
RomancePamela pudo recuperarse de su anorexia y sanar su corazón roto. Ocho años después, volvió a encontrarse con Bruno en un viaje por Italia, ya que él se había instalado en Milán. De tantas idas y vueltas de la vida, ese fuego nunca se apagó y en aquel...