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Belén ya tenía un año y medio cuando viajamos, parloteaba todo el día, mi niña hablaba castellano e italiano, porque los empleados del hotel le hablaban en ese idioma y nosotros en el nuestro, para que sepa sus raices desde niña y así cuando esté con la familia pueda entenderlos.

En las vacaciones de verano de Argentina, nos tomamos un mes para descansar, del hotel se hizo cargo Jess y nosotros pudimos viajar tranquilos.

Nos esperaron en Ezeiza casi todos, y nosotros estabamos muy anciosos de llegar, al bajar mi niña estaba dormida, cuando todos se nos abalanzaron, se despertó de golpe y se asustó, se puso a llorar y como siempre su papá la consoló con mimos y besos, unos minutos después ya estaba feliz en brazos de su abuelo.

Mis adoradas sobrinas corrieron a mi encuentro, ya estaban grandes, y las mellisas hermosas como siempre, una se parecía a Silvy y la otra a Miguel. Abril era más alta, ya que tenía un año más, se parecía a Jorge y a Sara.

En los próximos días asistiríamos a la boda de Florencia y Max, que por fin se casarían, desde Alaska vino su familia para estar junto a su hijo.

Nosotros nos quedaríamos el mes entero en el country, en la casa de mis suegros, así Belén podía jugar con sus primas que tanto la querían.

La tercera noche que estuvimos en Buenos Aires, fuímos a cenar con Miguel y Silvy.

Y días después, para festejar la despedida de solteros de Flor y Max, fuímos a bailar a aquel boliche donde nos conocimos, NEBO, con música de los '8o.

Volver a entrar en aquel lugar, era recordar al instante que lo ví por primera vez.

Hoy estaba tan guapo como aquel día, tenía puesto unos jeens negros  agujereados, una camisa roja y zapatos negros.

Yo me puse un vestido muy corto negro; bien ajustado con la espalda descubierta con breteles de razo cruzados y un escote delantero bien pronunciado y unas sandalias de tiras cubriendo mi pierna como sandalias griegas pero con tacos de 15 cm., cuando Bruno me vió casi se desmaya, ya estaban esperandonos en la sala.

Silvy también se arregló muy provocativa, ella tenía un mono negro super escotado de encaje y abajo un bodi, sandalias rosa-plata con piedras y stras.

Como en los viejos tiempos ella me maquilló y arregló mi cabello.

Nos sentiamos muy emocionadas con esta salida, las tres parejas necesitabamos una salida sin los hijos, también se sumaron Jorge y su esposa, Flor y Max, no tenían problemas con niños, aún no eran padres.

Las chicas ibamos a ir por nuestra cuenta y ellos por la suya, nosotras en la camioneta de Miguel y ellos en el auto de Jorge, Bruno llevaría mi viejo escarabajo, para volver los dos sólos, porque pasaríamos la noche en el departamento de Puerto Madero, eso era lo que él se pensaba que iba a pasar, pero yo le tenía una sorpresa.

Estábamos muy emocionadas con esta salida, diez años atrás eramos jovenes y ahora aún conservabamos nuestro físicos de diosas.

Llegamos tarde como siempre, típico de nosotras las mujeres, de tanto arreglarnos perdimos la noción del tiempo.

Ya tenía la casilla de mensajes llena, ellos estaban muy anciosos y no paraban de llamarnos.

Cuando logramos llegar, la puerta estaba abarrotada de gente, y nosotras entramos sin hacer fila, porque Flor, tenía un contacto en la puerta, un exnovio era uno de seguridad, ella lo reconoció, la muy caradura fué a hablarle y nos hizo pasar, zafamos como diosas que somos, todos en la fila se quejaron por nuestra entrada triunfal.

Fuímos directo a la barra, yo pedí una piña colada, mi trago favorito y las chicas daikri.

Dimos una vuelta y un muchacho me sacó a bailar,  bailaba bien la música de los '80, por ser joven, desde donde yo estaba pude verlos en la barra de atrás tomando cerveza, cuando Bruno me vió bailando con otro se paró y vino directo a mi lado.

NO SUELTES MI MANO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora