Prólogo

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Lo que ella no esperaba era que mientras se divertía y disfrutaba de sus vacaciones de verano en su colegio se planeaba una masacre y ella estaba dentro de las victimas.

—El colegio se esta hundiendo ¿que haremos?— pregunta una de las directivas dentro de la reunión de los altos cargos de ese colegio.

—La disciplina esta de mal en peor, los resultados del SIMCE decayeron en un setenta por ciento, si no paramos esto ahora el colegio va a cerrar— dijo un señor realmente asustado, sera por los niños que no tendrán colegio y una educación de calidad o por que ya no recibirá ese dinerito extra por cada aumento en esa prueba o la subvención del gobierno por los niños.

—Yo tengo la solución— dijo esa mujer, la misma mujer que acabara con bastantes alumnos en poco tiempo más.

—Bien Miriam dinos lo que propones— hablo por primera vez el director de la institución.

—Deshacernos de la hierba mala— la sonrisa que puso la mujer les puso la piel de gallina a varios en esa habitación

—Explícate mejor—

—Conocen la famosa ley aula segura— pregunto  y casi todos los presentes asintieron ¿quien no conocía esa ley?

—Mi idea es aplicar esa ley pero a nuestra manera, me explico— hizo una pausa y empezó a caminar por la sala —Con seis faltas leves un alumno se va suspendido, con tres graves se cancela la matricula para el próximo año y con una grave grado dos se va expulsado inmediatamente, mi propuesta es cambiar esa metodología. Con seis leves, pa fuera, con tres graves pa fuera. Si esta condicional y se manda una caga simple ¡pa fuera! De esta manera los alumnos conflictivos se irían y los buenos se quedarían manteniendo un buen nivel para la institución— 

—Si pero en algunos casos se puede llevar al consejo estudiantil del liceo para apelar— dijo una directiva que no estaba muy de acuerdo con el plan de Miriam

—Si pero si cambiamos el reglamento de convivencia escolar ya no estaría ese problema—

—Pero el reglamento se informa todos los años, se darán cuenta de los arreglos y quedara la cagá— hablo un señor no muy convencido

—Pero diganme, cuantos de los alumnos presta atención cuando hablan del reglamento ¡ninguno!—

—A mi no me parece la mejor opción— dijo la misma directiva de antes

—Bien si no te parece mi plan, di algo tu, propone algo Carmen— desafió la mujer

—Podríamos tener programas de acompañamiento y mejorar la calidad de los profesores— cuando Carmen termino de hablar la mitad de los directivos se carcajeo

—Buen chiste Carmen, pero la idea de Miriam es mejor, ademas a los profesores les encantara no hay duda de eso— comento el director —. Quien vota por la propuesta de Miriam levante la mano— y así fue que la masacre comenzó

veinte manos arriba de un total de veintidós personas.

 Miriam ganó y ella ya tenia a la primera victima de su casería.



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