QUINCE

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Todo iba bien en mi vida, en el colegio nuevo me iba bien, con el duo de weones me dedicaba a puro molestar, el Diego me dice que en colegio quedo la cagá ya que muchos alumnos contaron lo que les paso y hasta llego la tele a investigar, la Andrea me sigue comentando las fotos en instagram y respondiendo las historias, no entiendo porque lo hace si le deje bien en claro que no queria ser mas su amiga. La Panchi me cuenta que su mamá estaba embarazada y que iba a tener otra hermana o hermano.

Podría decir que la vida me esta sonriendo.

Pero (siempre tiene que haber un pero) hace nada me acaba de llamar mi mamá y eso cagó toda la buena racha que tenía.

-Donde estai- pregunto con cierto desprecio

-Que te importa- ahora viene a preguntar hace como tres semanas que estoy viviendo con la Juli.

-Todavía quedan cosas tuyas aquí, ven a buscarlas o las boto- dicho esto corto, tire el celular a la cama y pegue un grito de frustración. Para que sigue molestando iba tan bien sin saber de ella.

-Minion que te pasa- pregunto el Gabo entrando a mi pieza

-Me llamo mi mamá.

-Que quería.

-Tengo que ir a buscar unas cosas, pero no quiero verla.

-Te acompaño.

-¿Enserio?

-Sipo, ademas podemos llevar al Pizarro.

Rodee los ojos al escuchar el apellido de ese ser, acaso no puede despegarse de él, filo el Gabo lo hace de buena onda no debería ni reclamar.

•••

Estábamos en la micro camino a mi casa y estoy nerviosa ¿que pasa si mi mamá esta exaltada? o simplemente no me quiere ver. Empiezo a frotar las manos por la ansiedad que me produce esto. Ella me dejo muy claro que no me quería volver a ver para que quiere que vaya a la casa. El tema no deja de atormentarme.

-Recordai este lugar nubecita- me dijo el Pizarro en el oído, me dio un escalofrío ¿porque esta tan cerca? puedo sentir su respiración; literal me puso los pelos de punta. Mire afuera y era donde se bajo la primera vez que nos vimos, sonreí a medias, que chico es el mundo.

El viaje fue lento, el Gabo se fue quejando cada vez que perdía en ese juegito de matar personas, o sea a cada rato. El Pizarro se burlaba de el por parecer un niño rata y yo simplemente los miraba.

Cuando llegamos a mi casa los nervios de antes volvieron, realmente no quiero toparme con ella.

Sentí una mano en mi hombro y me di vuelta para ver de quien era, el Gabo me miraba con una sonrisa tranquilizadora en su rostro.

-Tranqui Mila, por algo vinimos no vai a estar sola.

Abro la puerta de mi casa y esta tal cual la ultima vez que la vi, fui rápidamente a mi pieza para sacar las ultimas cosas. No me sorprende ver mi habitación mas destruida de lo que estaba.

Guarde las cosas en las bolsas de tela que llevamos, los chiquillos me ayudan a guardar algunas cosas pequeñas y cuando terminamos lo mas rápido que pudimos. Cuando llegamos al living mi mamá esta sentada como la ultima vez que la vi.

-Así que viniste- pregunto abriendo los ojos para verme, si les digo lo que veo en ellos me quedaría sin palabras pero para hacerlo corto odio y asco, eso veo en sus ojos.

-Si, pero ya me voy.

-Tan inútil eres que necesitas dos hombres para acompañarte o son tus pololos. No me sorprendería si eri igual de suelta que tu papá.

-No señora, somos amigos nomas- dijo el Pizarro, quise pegarle un combo por seguirle el juego

-¡Já! Amigos, recuerden lo que les voy a decir. Esta zorra los va dejar botados cuando ya no le sirvan.

-Calmese señora que la Camila no le ha dicho nada a usted- hablo el Gabo mas serio que lo normal.

-Te felicito hija, te conseguiste dos perros falderos. Digna hija de tu padre.

-Deja de hablar weas de una vez por todas, que toda la mierda que sale por tu boca se te va a devolver.

-No vuelvas.

-No pensaba hacerlo.

Cuando salimos de esa casa me deshice de todo lo que me ataba a ella. Ya no tenía mamá aunque en realidad nunca la tuve.



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