Segunda Oportunidad

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La lluvia continuó toda la noche y madrugada, Adam y Daisy, se quedaron dormidos en la sala, juntos, sin haber deshecho el abrazo que antes se habían dado.

Los rayos del sol de esa mañana se colaban por la ventana. Daisy despertó y miró a Adam quién estaba junto a ella, sonrió, se sentía feliz de poder verle así de cerca y más saber que todo estaba bien entre ellos.

Le acarició el rostro levemente, y depositó un suave beso en su mejilla, se levantó con cuidado para ir a la cocina a preparar el desayuno, anoche lo único que los dos consumieron fue té, estaba hambrienta, cuando acabó fue a despertar a Adam quién seguía en la misma posición que cuando ella se fue.

-Adam-dijo suavemente - Adam- insistió al ver que este ni siquiera se movía- Adam, despierta, hice el desayuno- dijo moviéndolo un poco hasta que por fin abrió los ojos y la miró un rato.

-¿Daisy?- preguntó un poco somnoliento.

-Sí, ¿acaso esperabas que fuera alguien más?- dijo y le dió la mano para que se parara.

Adam tomó su mano y al momento de levantarse la abrazo, ella de inmediato le correspondió.

-No, esperaba que de verdad fueras tú- le dijo tan cerca de su cuello que a Daisy le causó efecto.

-Realmente soy yo- dijo abrazándolo fuerte -¿Realmente eres tú? - preguntó seguido de depositar un beso en su mejilla.

Él no respondió, en vez de eso, con los ojos cerrados, beso la mejilla de Daisy hasta llegar a sus labios, donde colocó los suyos sobre los de ella, en suave tacto, no se movió, no hizo nada, ni ella, ambos disfrutaban de ese momento que les pareció tan único.

Unos segundos después ambos movieron sus labios, dando paso a un beso que expresaba todo lo que ambos sentían, un beso que se volvía más demandante y pudo haber llegado a más si no los hubieran interrumpido.

-Daisy!!!- se escuchó el grito de Kika.

Ambos voltearon a verla, sumamente rojos, ya ninguno era un niño, pero vamos, a nadie le gusta ser interrumpido en esa situación.

-¿Adam?- preguntó su hermana mirando fijamente a ambos.

-Puedo explicar todo- respondió Daisy- Sólo que tal vez no me creas.

Antes de que Kika pudiera hablar Adam dijo:

-Sí, soy Adam, yo también te puedo explicar, si me lo permites claro.

Ya en el comedor, después de tomar el desayuno, ambos comenzaron a explicarle a Kika lo que había pasado, quién se mantuvo sería toda la plática, cuando terminaron, ella pensó que era una broma, pero al notar que Daisy ni Adam se reían o decían que sí lo era, hizo una pregunta más y su cara fue de total asombro, al final firmemente les dijo que les creía, que esperaba que esta vez todo fuese bien entre ellos, se levantó y se fue a su cuarto para darles privacidad.

-¿Crees que de verdad nos creyó?- preguntó Adam.

-Sí, la conozco demasiado- le dijo con una sonrisa a Adam.

Él la miró tomó su mano y le dió un beso en los nudillos.

-Tengo que irme- dijo- Hoy Domhnall venía de Irlanda- le explicó.

-Está bien, comprendo- dijo levantándose de la silla y acompañó a Adam a la salida.

Él miró sin decir nada y después soltó en risa y le dijo:

-Tengo puesta la ropa de tu papá- siguió riéndose ante eso, risa que contagió a Daisy.

Después de haberse cambio, esta vez con su ropa, Adam estaba listo para irse, en el portón abrazo a Daisy y está le dió un beso.

-La veré después, señorita Daisy- dijo entre el beso.

-Siempre que quieras- le siguió besando y lo dejó ir.

Daisy se quedó mirando a Adam hasta que desapareció por la calle, cuando entró a casa, se recargo en la puerta, no podía creer que todo esto estuviera pasando, pero de algo si estaba segura, iba a aprovechar esta gran oportunidad que la vida le daba.







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