IX - Memories.

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Narra Natalia

6 meses antes.

No me lo podía creer, después de 3 meses encerrada en aquella academia todo había terminado y no solo me llevaba los 100.000 euros, que sinceramente era lo de menos, me llevaba a mis nuevas hermanas, miles de experiencias, un disco prácticamente terminado de componer y a Alba... Mi pequeño solecito, se me encogía el corazón al pensar que no iba a despertarme más con sus miles de besos por toda la cara o que ya no íbamos a dormir más siestas de la mano. En estas últimas semanas había sido imposible bloquear la ansiedad que me invadía cuando pensaba que en cuestión de días iba a volver a mi vida "normal", aunque sinceramente dudo que después del programa nada volviese a la normalidad.

La fiesta de después de la final había sido una pasada, por fin pudimos hablar con los bailarines, beber con todos los expulsados y profesores, bailar, reír... pero ya había terminado y la realidad me golpeó brutalmente cuando entré por la academia hablando con Noemi y noté el abrazo de Alba junto a su reparación en mi cuello, seguramente iba a ser nuestro último abrazo en aquella casa. Cuando la separé de mi me detuve en sus ojos, estaba dispuesta a perderme en ellos una hora si era necesario y es que quería memorizarlos como si fueran el mapa de un tesoro.

- No quiero que esto termine. - Susurré sobre sus labios, vi un remolino de emociones pasar por sus ojos que buscaban una explicación en los míos, pero lo único que el nudo que tenía en la garganta me permitió decir fue. - De veras que no quiero Albi.

- Oye... ¿por qué dices eso? Nos vamos a ir a nuestra casita en Malasaña neni. - Me decía mientras me sujetaba la cara con sus manos haciendo pequeñas caricias con el pulgar en mis mejillas. La sonrisa que me estaba dedicando no se borró en ningún momento, pero vi como sus ojos se fueron apagando poco a poco y al igual que los míos se llenaron de lágrimas "Bienvenidas al mundo real" fue mi último pensamiento antes de que Noemí nos interrumpiese para que fuéramos a por nuestras maletas.

Hicimos todo el camino en silencio dadas de la mano, así seguimos hasta que se abrieron las puertas y Alba salió corriendo a abrazar a su madre y hermana que la esperaban ya llorando emocionadas. Me tomé unos segundos para observar aquella estampa, se la veía tan delicada, tan frágil secándose las lágrimas mientras se abalanzaba sobre los brazos de su padre. Jamás me perdonaría hacerla daño, pero en estos momentos iba a ser inevitable no hacérselo, tenía que poner en orden muchas cosas en mi vida antes de poder estar en la suya sin dañarla.

Respiré hondo, cogí con más fuerza si fuese posible mis maletas y me giré para encontrarme los ojos de llorosos de mis padres y hermanos, no pude evitar fijarme en la expresión neutra con la que Miguel me observaba. Instantáneamente bajé la mirada al suelo buscando alguna señal que me ayudase a afrontar todo lo que se me venía encima.

En mi cabeza había tantas emociones y pensamientos contradictorios que algo abrumada no pude evitar que tímidas gotas empezasen a bajar por mis mejillas. Noté como alguien me daba un suave empujón en dirección a mi familia y al girarme para ver quién había sido me encontré a Noemí, nuestra segunda madre que me secó las lágrimas y me abrazó.

- Cualquier cosa pequeña, pero cualquier cosa es cualquier cosa, ya sabes dónde estoy. - Me dijo mientras rompía el abrazo para mirarme. - Ve con ellos, llevan tres meses esperándote.

Después de decir aquellas palabras me guiñó el ojo y tras un último y corto abrazo me encaminé hacia mi familia que me recibieron con los brazos abiertos. Incluso Miguel, que para mi sorpresa me besó con una pasión que me recordó a nuestros primeros besos. Es verdad que los meses antes de OT habíamos visto como la llama se había ido apagando, pero quien sabe, los 3 meses de distanciamiento podrían haber hecho que se reavivase. Fue con esos pensamientos con los que salí oficialmente de la academia no sin antes girarme para ver por última vez esos ojos gigantes que caracterizaban a mi Alba, mi niña... "espero que me perdones" pensé antes de que se cerrase la puerta tras de mí.

En la actualidad.

- Mierda... - Un intenso dolor de cabeza me azotó dejándome KO haciéndome imposible abrir los ojos. Dejé caer un brazo al suelo y no pude evitar pegar un bote incorporándome de golpe al notar como mi mano se había posado sobre algo peludo que debía estar tumbado en el suelo y ante mi contacto se movió maullando.

"Joder con el puto gato" pensé volviéndome a tumbar tranquilamente en la cama, "Espera, ¡YO NO TENGO GATO!" Di un salto poniéndome de pie en la cama en la que estaba dormida, ¿dónde demonios estaba? Observé detenidamente la habitación donde me encontraba, era un cuarto no muy grande lleno de lienzos a medio pintar, juguetes de gato, cuadros, y fotos. Dirigí la mirada hacia mi cuerpo, llevaba mi camiseta negra de Like Jambo, cosa que me extrañó porque esa camiseta hacía mucho tiempo que no la tenía, se la había regalado en la academia a... Una oleada de imagines aparecieron en mi cabeza de golpe, entre ellas mi pelea con Miguel, el paseo por Madrid y como no, el abrazo desesperado que le di a Alba.

- Madre mía Natalia, eres la puta hostia ¿eh? - Me recriminé a mí misma dándome golpes en la cabeza con la palma de la mano. No recordaba cómo había llegado a casa de Alba, bueno, realmente no recordaba nada desde que me lancé a abrazarla en medio de la calle. - A ver como sales de esta chata.

Miré al alrededor en busca de mis pertenencias, mi ropa estaba en una silla doblada y en la mesilla de al lado de mi cama estaba mi riñonera. Rápidamente la abrí y cogí mi móvil, eran las 11 de la mañana, con suerte nadie se había percatado de que no estaba y así me ahorraba el drama mañanero "8 llamadas perdidas y 30 mensajes..." parece que no me libro, no.

- Miguel chavalote, lo siento, pero ahora mismo no tengo tiempo para ti. – Pensé en alto mientras volvía a bloquear el móvil y corría a vestirme. Cuando terminé dejé la camiseta doblada en la misma silla donde antes estaba mi ropa, cogí mi riñonera y me dispuse a salir de aquella habitación.

Con máxima delicadeza giré milímetro a milímetro el pomo de la puerta intentando no hacer ruido. Fui lo más rápido que pude de puntillas por todo el salón hasta que me fijé en la personita que estaba durmiendo en el sofá, fue verla y parar en seco. Sonreí al ver como sus labios se movían mientras soñaba al igual que hacía cuando dormíamos juntas en la academia. Realmente había perdido la cuenta de las veces que me había quedado despierta acariciándole la cara mientras ella dormía plácidamente en aquellos 3 meses en la academia. Me acuerdo de que en una de las últimas noches me prometí a mí misma mientras la abrazaba que nunca iba a olvidar los trazos de aquel rostro que tantas veces había repasado con las yemas de mis dedos y puedo admitir orgullosa que, después de tantos meses la promesa seguía en pie.

No se cuánto tiempo estuve observándola, pero tampoco me importa, lo que si me importó fue que al intentar continuar con mi camino hacia la salida de la casa me tropecé con el gato que anteriormente me había asustado en la habitación. Tras recuperarme del traspiés miré temerosa al sofá con la esperanza de no haberla despertado y un suspiro se escapó por mis labios al ver que seguía con los ojos cerrados así que continúe con mi camino. La verdad es que me sentía un poco mal por irme sin decir nada, pero ya les daría las gracias más adelante, además ya estaba abriendo la puerta de la entrada.

- Parece que va a ser costumbre que te vayas sin despedirte. - Escuché su voz ronca tras de mi "mierda".

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Hola bonitxs!!

Lo prometido es deuda, dije que iba a actualizar más rápido y eso he hecho jejeje
Espero que os guste este capítulo un poco distinto desde el punto de vista de Nat 💜

Intentaré subir el próximo cap dentro de poquito y así teneros contentos 😊

See you!

¿Y si es ahora? || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora