Cinquantasei

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POV'S Jessica

Las cosas seguían igual... o peor que antes.

Yo, en serio, quería arreglar las cosas pero mi jefe no daba su estúpido brazo a torcer. ¿Como era capaz de pedirme que dejara a Kyle para quedarme con él? Quizás hubiera pensado en esa posibilidad si él me diera buenas razones de que se quedará conmigo y que después de meterse entre mis piernas no me desechará como las otras. Porque sí, tenía miedo. ¿Quien me garantiza a mí que no solo quiere mi virginidad y ya cuando el mismo lo ha dicho?

"Es solo sexo y ya"

Para mí el hecho de entregarme en cuerpo y alma a un hombre no es solo sexo. Y tengo miedo porque sé que podría desarrollar una fijación romántica por él después del acto, y el hecho de que me bote como basura me va a romper en mil pedazos; es por eso que trato de mantenerme al margen de todo, de él. Es por eso que esto tiene que llegar a su fin porque tal vez él quiera hacer conmigo lo mismo que le hicieron a él.

Botarme como basura.

Y yo no sabría si sería capaz de tolerar un rechazo tan grande y viniendo de él. Si solo con esas crueles palabras ya me hacía querer llorar, ahora imaginen que después de haberle entregado una de las cosas más importantes de mi vida me diga: "estuvo bueno y todo, pero recoge tus cosas y vete". Simplemente me derrumbaría hasta quedar reducida a cenizas, y yo no quería eso.

— ¿Está todo bien, linda? No has dicho nada sobre qué tipo de decoración te gustaría.

Ah, ese era otro dilema. La boda.

Kyle y yo llevábamos semanas viendo, comprando y organizando todo lo necesario con respecto al que será el día más importante de mi vida, sin embargo mi mente estaba ocupada en otra cosa.

— Sí, es solo que estaba pensando.

— ¿En que? — dijo, mirando con curiosidad un arreglo de flores celestes muy bonito.

— En mi trabajo.

Me miró.

— ¿Y eso?

¿Le digo si o no?

— He peleado con mi jefe.

Abrió los ojos como platos y una sonrisa divertida se apoderó de sus labios.

— ¿Ah si? ¿Por que será?— dijo con sarcasmo.

Rodé los ojos. Ahí estaba el Kyle burlón, en serio amaba esa personalidad pero no cuando se trataba de mí.

— Kyle, esto es serio.

Rió levemente. Amaba esa risa aireada.

— Ya lo creo— volvió a soltar con sarcasmo—. Pero ¿Por que han peleado?— preguntó acercándose a mí y rodeando mi cintura con sus brazos— ¿que le has hecho esta vez al pobre hombre?

Lo miré indignada.

— ¿Por qué crees que fui yo la del problema?

Otra risa aireada abandonó su boca, haciéndome sonreír.

— Porque te conozco pequeña peleona. Sé que cuando estás bajo presión sale tu parte mala a la luz.

— Eso no es cierto— me defendí. Él se carcajeó.

— Por supuesto que sí. Tú lo sabes, yo lo sé.

Sonreí. Este hombre me conocía demasiado.

— Eres un idiota.

— Corrección— plantó un tierno beso en la punta de mi nariz. Sus labios eran cálidos y gentiles—. Soy tu idiota.

Sonrió para después atraerme aún más a su cuerpo y plantar un beso en mis labios. Un beso delicado y suave. Kyle no era como Ares, en este beso no había un ápice de lujuria; solo era romántico. Pero por alguna razón no quería seguir el beso; no quería que su lengua entrara en mi boca; no quería seguir besándolo porque no me gustaba.

La Seducción De AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora