POV'S Jessica
Era domingo. Gracias al cielo volveríamos ya a casa.
No era que no me gustara estar aquí, mentiría si dijera que no... pero moría por saber cómo iban las cosas en casa. Había hablado solamente con Kyle porque al parecer mi hermana nunca estaba disponible para contestar el bendito celular.
Comen con él, van al baño con él, duermen con él... en fin, pasan todo el bendito día con el celular pero ¡ah! Cuando uno los llama ahí si nadie contesta.
Salí de la comodidad de la cama y abrí las cortinas que cubrían los grandes ventanales que, daban paso a la gloriosa ciudad de Roma. La vista era hermosa.
El sol bañaba las calles de Roma con una majestuosidad impetuosa. Sin duda este sería un buen lugar para vivir.
Me adentré al baño para asearme y hacer mis necesidades. Cuando salí, estaba mi jefe sentado en la orilla de mi cama.
Ni siquiera voy a preguntar cómo entró.
— Te estamos esperando para desayunar— dijo, mirando hacia otro lado.
— ¿Te estamos?
— Sí, los chicos y mis padres. De hecho ya deben estar abajo...— su mirada no se dirigía a mí en ningún momento; me pareció extraño.
— ¿Ares, estás bien?
Mi jefe solo se limitó a asentir, sin mirarme. Iba a levantarse de la cama para irse, pero yo me interpuse en su camino.
Lo retuve poniendo una mano en su firme pecho. ¿Que le pasaba a este hombre? Ayer no parábamos de hablar, de reír y pasarla bien... y ahora ni siquiera me mira. Su respiración se agitó.
— ¿Por qué no me miras cuando te hablo?— pregunté con el ceño fruncido en confusión y con los brazos cruzados.
Y como si fuera posible, su respiración se hizo más pesadas y él estaba... ¿sonrojado?
¡Joder! Estaba sonrojado. Mi inflexible y duro jefe se había sonrojado. Esto era nuevo, jamás, pero jamás de los jamases se le había visto sonrojado a Ares D'Angelo. Se veía lindo... casi inocente. Casi.
— ¿Y bien? ¿Sabes que es de mala educación no mirar a la gente cuando te hablan?— dije, ya que aún seguía con la vista en otro lado.
Suspiró. Y me miró de reojo.
— Jessica,— me hablo entre dientes— mis pantalones están apunto de reventar— no entendí lo que quiso decir hasta que miré sus pantalones y... había un bulto en ellos. Mi jefe tenía una erección— y si me
atrevo a mirarte justo ahora me abalanzaré sobre ti como un animal hambriento, y no podré contener las ganas de hacerte mía.—Sí, pero ¿y eso que tiene que ver con el hecho de mirarme? Digo, anteriormente me has mirado y normal.
Sonrió irónico.
— Bueno, en mi defensa, las veces que te veo nunca andas vestida así— esta vez sí me miró, pero directo a los ojos.
No entendí que pasaba hasta que me miré y descubrí que solo tenía puesta la ropa interior.
¡Madre mía! Ahora la sonrojada y muerta de vergüenza, soy yo.
Más rápido que ligero, salí corriendo a buscar una bata para cubrir mi semi desnudez. Cuando salí, mi jefe me miraba divertido pero con un leve sonrojo en su rostro.
— ¡Gracias al cielo!— exclamó— no sabes cuanto tuve que contenerme para no arrancarte esa prenda con los dientes.
Sonreí, un poco avergonzada... y no sé porque ya que mi jefe y yo hemos tenido momentos mucho más íntimos, pero el hecho de que él se haya sonrojado cambió las cosas.
ESTÁS LEYENDO
La Seducción De Ares
RomanceAres. Y no, no hago referencia al Dios de la guerra aunque, debo agregar que es todo un Dios griego. Hablo de Ares D' Angelo, el ingeniero, empresario y soltero italiano más cotizado de todos los tiempos y por si fuera poco, mi sensual jefe. Todas...