𝑜𝑐ℎ𝑜

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♡ escrito con la canción la vie en rose, versión en ukelele.

los dedos rozando contra las rígidas cuerdas, que ceden ante la presión, vibran, y finalmente suenan

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los dedos rozando contra las rígidas cuerdas, que ceden ante la presión, vibran, y finalmente suenan. las notas desafinadas se unen unas con otras, hacen familias y disfrutan su tiempo de libertad, rápidamente vuelan entre las hojas de los árboles, soplan con el viento, nadan bajo el agua. 

la hierba verde arrulladora, como único testigo de las risas de diversión y los guiños de complicidad. arriba, el azul cielo transporta a un mundo de tranquila intimidad, las nubes que allí yacen mantienen su posición, sobre sus cabezas. el cabello del mayor, desordenado, apoyado contra el firme tronco de el árbol que les brinda sombra. 

jaemin no puede hacer más que mirar desde su distancia, y basta un acorde para reconocerla. 

—nuestra canción —murmura, cuando el inicio dulce hace colorear las mejillas de renjun. el chico no contesta, si no que entona y canta, con esa voz tan melódica y armoniosa que muchas veces prefiere esconder. 

«when you kiss me heaven sighs», y él quiere besarlo. 

el ukelele y el calor del sol adormecen sus sentidos, vulnerables y sensibles a todo lo que provenga de huang.

 incluso si la canción termina, incluso si cree que el pasado ya es pasado, jaemin decide llorar. 

el agua tibia se resbala por la dorada piel de su rostro y termina como más rocío de las briznas que agarra con las manos, y es eso o acercarse a renjun y agarrarlo a él. así que na jaemin no cabe en sí mismo, porque entiende que tal vez nunca dejará de adorar la canción, de adorar el momento, de adorar a la persona; no se trata tanto de intuición como de verdadero ser, de verdadera constancia. su corazón late como si se hubiese vuelto loco durante algunos segundos, y tal vez lo ha hecho, porque lo único en lo que es capaz de pensar es en lo bonita que tiene renjun la sonrisa. 

piensa en lo bonito que es verlo sonreír. 

—hey, ¿estás llorando, jaemin? —el más bajo pregunta, incorporándose y con el tono sumido en preocupación. 

—lo siento, creo que no puedo parar. no soy un chico fuerte —admite, intentando respirar para no ahogarse en su propio lamento. 

—eres más fuerte que yo. ¿no es eso algo?

—renjun —con la mano izquierda, acaricia el pómulo contrario —nadie es más fuerte que tú. si yo fuera tú —él no quiere decirlo, y sabe que el otro no quiere escucharlo. si ninguno de ellos es feliz, entonces, ¿por qué siguen haciéndose daño? —, entonces... entonces, estaría muerto. 

las pupilas se dilatan, el chico del ukelele aprieta la mandíbula, mientras se convence de que si no llora, entonces es que está avanzando. y hoy ya estaría mejor que ayer. 

—no dejaría que hicieras ninguna locura —dice, en un hilo de voz.

pero jaemin no solo no para de llorar, si no que de pronto encuentra que no es capaz de tranquilizarse, que todo da vueltas a su alrededor. le falló, le falló y eso lo acompañará por siempre. 

—debería haber estado para ti. fui un cobarde, yo soy quien debería haber evitado que hicieras una locura —solloza, perdido en su propio mar de lágrimas y tartamudeos, y arrepentimiento, y completa amargura. 

para ese entonces, renjun ya se ha dado cuenta de que no soporta quemarse por el roce de su propia piel. 

—calla —reza, cansado, antes de agarrar por la nuca a jaemin y fundir sus labios con los del otro. al principio, ninguno de ellos se mueve, pues muchas veces los actos son espontáneos y nos toman por sorpresa incluso a nosotros mismos; tras un par de segundos, es el menor el que toma el control de la situación, el que se inclina sobre sus rodillas y encierra a renjun en el espacio que hay entre el suelo y sus brazos. 

no ve más que sus propias plegarias, el socorro divino que ilumina su mente. eso, es justo eso lo que necesitaba, a renjun, necesitaba sentirse perdonado, sentir que el miedo se esconde de ellos, y no ellos de él. 

—te quiero —pronuncia, repasando el marmóleo rostro de quien más ama con saliva y besos mezclados, totalmente absorto. 

todo lo que fuera que hubiese a su alrededor desaparece, mientras la canción cobra vida a través de las manos, nerviosas e impacientes por tocar, anhelantes del contacto que perdieron ya mucho tiempo atrás. 

pero aún se siente como si siguieran abandonándose más y más, y cuando los dedos de jaemin comienzan a explorar por llanuras olvidadas, renjun puede notar cómo el oxígeno deja de filtrarse, como su corazón deja de bombear, como la sangre deja de correr, como la piel deja de abrigar. desprotegido, envuelto en tinieblas, así se siente. 

 —para —le susurra, «por favor, dios, haz que no tenga que rogar». jaemin parece no escuchar, así que la ansiedad crece, se abre paso desde sus entrañas, trepando por su garganta —¡para!, ¡he dicho que pares!

«this is la vie en rose». 

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Al final la exposición fue un éxito, y estoy contenta con los resultados de las notas de este primer trimestre. Seguramente ahora podré escribir de forma más seguida, así que, estoy feliz. ♥

𝖇𝖔𝖔


𝑘𝑒𝑛𝑜𝑝𝑠𝑖𝑎 🌰 [𝓳𝓪𝓮𝓳𝓾𝓷]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora