|Capítulo 26|

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Estrujo mis manos en mi regazo durante todo el vuelo, tengo los nervios de punta, la respiración y el corazón a todo galope, aumentando sus saltos a medida el tiempo del vuelo se va acabando.

Sé que estoy arriesgando mucho con esto que estoy haciendo, pero debo hacerlo, debo hacerlo porque no podré tener otra oportunidad después de esto, ya no tendré opciones. Simplemente quiero verlos, confirmar que está bien para poder irme con un poco de tranquilidad, necesito ver a esos maravillosos hombres que viven siempre en mis pensamientos.

Necesito verlos por última vez...

Cuando el avión aterriza y salgo desplazándome por los pasillos del aeropuerto llamo un taxi que pido me lleve a un motel cerca del lugar a donde debo ir, el corazón sigue golpeando contra mis costillas. Miedo, asías, adrenalina, todo se sitúa en mi estomago alterándome más de lo que debería.

Bajo mi equipaje y pido una habitación lo más rápido que puedo, la encargada me deja la llave y camino hasta las paredes que me resguardaran. Es pequeña, con una sola cama, pero yo no creo permanecer mucho tiempo aquí, así que no le doy importancia. Tomo la ropa que se mantenía dentro de mi equipaje y extiendo el largo vestido color negro antes de ir al baño y darme una larga ducha que relaje los músculos tensos de mi cuerpo.

Nuevamente me maquillo intentando parecer alguien más, el cabello de color rubio ayuda a mi apariencia, dejo los lentes de contacto en mis ojos y deslizo el vestido en mi cuerpo, tiene una gran abertura en la pierna izquierda, es ajustado de la parte superior, realzando mi busto y no tiene mangas, el escote es muy parecido a la parte superior de un sostén, de hecho, parece un sostén que tiene más tela debajo de él que se ajusta como corsé. La tela tiene brillos que se ven muy bien y debo admitir que me gusta el vestido. Suspiro observándome, no hay elogios de mi parte, no hay nada de la Lía segura de si misma.

Ha sido una lucha constante conmigo misma, al no verme como lo fui en un tiempo he rechazado verme frente al espejo porque no quiero ver la miseria en mis ojos, porque soy miserable y la soledad que me espera no es para nada alentadora.

Quisiera tener palabras para mí misma, alentarme, darme ánimos, porque después de todo solo me tendré a mi misma de ahora en adelante, y si no me agrada lo que veo frente al espejo, difícilmente le agradaría a alguien más, y no es que me interese, solo es que ya no quiero estar tan sola, ya no quiero sentirme tan sola.

Aprieto los ojos y meneo la cabeza dejando de lado el espejo.

Desde la ventana observo un auto estacionarse y poco después mi móvil comienza a sonar, tomo la llamada y salgo recibiendo el auto que pedí de alquiler. Cuando el hombre se va saco otra maleta y la dejo dentro del maletero para poco después arrancar el auto con rumbo a mi destino.

Tomo profundas respiraciones para calmar mi corazón que salta excitado, estoy nerviosa, las palmas me sudan y un ligero temblor se sitúa en mis manos.

Detengo el auto unos segundos cuando observo la cantidad de personas que están entrando al lugar donde es el evento, vuelvo a arrancar y busco una plaza para estacionar el auto. Cuando encuentro un lugar apago el motor y observo mi reflejo nuevamente a través del espejo. Tomo aire en busca de calma y autocontrol, me lleva demasiados segundos tomar control de mi cuerpo, pero lo logro y coloco el antifaz de color negro sobre mi rostro.

Bajo del auto tomando el bolso y camino en dirección a la entrada del lugar donde hay dos hombres vestidos de negro que piden que muestre mi invitación, la muestro y me dejan pasar. Paseo por las baldosas brillantes hasta que encuentro el lugar donde se desarrolla el evento y el olor a limpio combinado con un poco de alcohol me recibe golpeándome de frente y haciendo que parte de mi cerebro, que parecía dormido, despierte.

Dulce Mentira |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora