|Capítulo 17|

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SEGUNDA PARTE

Lo observo con los ojos muy abiertos, sin poder respirar bien y sintiendo que el corazón me taladra el pecho, intento tragar, pero incluso mi garganta parece cerrada y seca. Su mirada felina comienza a moverse sobre mi cuerpo, recorriéndome completa, comenzando por mis piernas, observándolas detenidamente y puedo ver con claridad, pese a estar casi a obscuras, como su manzana de Adán sube y baja cuando traga, luego sube su mirada y cuando observa la camisa que llevo puesta puedo notar una casi imperceptible sonrisa en sus labios rosados, labios que he extrañado tanto; sonrisa que hace que mi corazón se derrita, y posteriormente sus enigmáticos, penetrantes y preciosos ojos se van a los míos sin decir una sola palabra.

—¿Qué... qué estás haciendo aquí? —es lo primero que sale de mi boca cuando su intenso y vibrante escrutinio se detiene, da dos pasos adelante y yo me armo de valor con mucho esfuerzo para moverme rápidamente evadiéndolo y encender las luces del lugar.

Cuando la luz proveniente de los bombillos ilumina la estancia lo puedo observar mejor, y él a mí. Para mí luce perfecto en ese traje gris oscuro, sin corbata y con tres botones sin abotonar como suele vestirse, su cabello se encuentra ligeramente desaliñado como si hubiese pasado sus manos una y otra vez en un gesto desesperado, no obstante, se le ve demasiado bien, y su barba se encuentra bien hecha dejándolo ver tremendamente apetecible, paso saliva porque verlo siempre me desestabiliza, y volverlo a ver después de tanto tiempo hace que mil emociones me recorran.

Sus ojos nuevamente van a mi cuerpo que en este momento se observa con mayor claridad, observan los hematomas en mis piernas y brazos, quiero moverme para cubrirme, sus ojos llamantes de algo que conozco como preocupación me observan intensamente.

—¿Qué te sucedió? —intenta acercarse y nuevamente retrocedo, se detiene y me observa con mirada cansina, al mismo tiempo parece que mi acción acaba de herirlo, no lo he evitado de esta forma, pero en estos momentos me siento demasiado a la defensiva por más que quiera cambiarlo y saltar a sus brazos.

Sacudo la cabeza, siento que todo mi interior se remueve y no precisamente por el alcohol. Verlo solo ocasiona que recuerde todo, que recuerde el dolor que me ocasionó cuando terminó todo, volverlo a ver me está ocasionando demasiado que no puedo organizarlo correctamente.

—Leonard, ¿Qué estás haciendo aquí? —suspira y deja sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—¿No es evidente? —suelta una risa forzada.

—No. No lo es. ¿Cómo me encontraste?

—De momento, eso no es lo importante. —siento que estoy a nada de perder el sentido porque todo me está dando vueltas y siento que estoy a punto de regresar todo lo que he bebido en esta noche.

—No... no es buen momento ahora, por favor, vete...

Comienza a dar pasos cortos alrededor de la estancia con las manos dentro de sus bolsillos, sus pasos sonando en el suelo me sobresaltan más.

—No me sorprende que me alejes, siempre lo has hecho. Siempre que no quieres dar explicaciones. Siempre que sientes que hay algo que de alguna forma te alterará. Para mi has sido transparente en muchas cosas, Lía. Que nunca las haya mencionado no significa que no las conozca.

Trago encima del nudo en mi garganta.

—No entiendo a donde quieres llegar con esto. No estoy de humor para esto ahora, estoy cansada y siento que...

—¿Vomitaras? —termina por mí, humedezco mis labios—. Por tu salida con ese... tipo. —la palabra le sabe amarga, lo noto en su gesto.

Lo observo entre disgustada, molesta y aun con la desesperación y nervios recorrerme.

Dulce Mentira |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora