Mis parpados pestañean con deseo de abrirse y poder dejarme observar lo que me rodea. Muevo mi cabeza hacia un costado sintiendo como las heridas en mi rostro tiran y comienzan a doler. Mis sentidos comienzan a despertar, las náuseas me invaden, siento que todo me da vueltas pese a tener mis ojos cerrados, mi garganta se encuentra completamente seca como efecto secundario del sedante.
Intento abrir los ojos, pero tengo miedo de hacerlo porque mis sentidos no me alientan en decirme que todo está bien ahora, no, solo siento terror.
Me quejo cuando siento mi cuerpo adolorido, entumido y siento una mano tocar mi frente, cuando su aroma me golpea la nariz las náuseas incrementan y lo alejo de un manotazo dándome vuelta y sintiendo como mi cuerpo deja de sentir la superficie de la cama para caer al suelo.
Abro mis ojos ante el golpe doloroso y cuando mis ojos enfocan a la persona que tengo enfrente por poco lloro por tener tan mala suerte y que aquellos ojos grises no sean los que me reciban en este momento.
—No... me toques... —siseo con los dientes apretados, me ignora y me levanta tomándome con brusquedad de los brazos, nuevamente dejándome sobre la cama. Cierro los ojos con fuerza cuando todo se mueve a mi alrededor.
—Estoy cansándome de tener que lidiar con McGregor. —se queja, intento ignorarlo, pero que lo mencione solo me llena de rabia.
—Déjalo en paz. Me tienes aquí y lograste lo que tanto querías. Un hijo. Así que si no quieres que ambos desaparezcamos de tu vida déjalos en paz.
Me toma de las mejillas con fuerza y clava su mirada furiosa en mis ojos, sus ojos llamean en verdadera furia y cuanto odio admitirme a mí misma que le temo. Por temerle es que no he actuado como agente, como me han entrenado; me quejo debido al dolor que siento cuando me aprieta con fuerza.
—Sí piensas que me detendré solo por no acabar con la vida de ese niño estas muy equivocada. Tenemos el tiempo suficiente para poder seguir intentando traer hijos al mundo —sin poder evitarlo sollozo, me aprieta las mejillas con más fuerza, mis ojos están llenos de lágrimas y apenas puedo visualizarlo sobre ellas—. Estas muy equivocada si piensas que estar embarazada te da poder sobre mí. Todavía estas a mi merced y serás lo que yo quiera que seas.
—¿De verdad eres capaz de atentar contra la vida de tu hijo?
—Aún no hay nada que me asegure que sea mío. —con esfuerzo alejo sus manos de mí y lo encaro con rabia.
—Ah, sí, me acosté con todos tus malditos escoltas y ahora no sé quién es el jodido padre.
Lo observo apretar la mandíbula y un musculo salta cuando lo hace con fuerza, me da una mirada cargada de amenaza.
—Esa boca tan insolente... comienza a cansarme y no quieres que intente callar todos tus comentarios, ¿cierto? Sabes que soy especialista cortando lenguas. —paso saliva, lo sé muy bien porque muchas veces fui testigo de cuando lo hacía, cuando alguno de sus peones quería traicionarlo y revelar a sus enemigos sus planes, les cortaba la lengua y días después los asesinaba.
Me quedo en silencio y desvío la mirada a la mesita del buro intentando alcanzar un vaso para llenarlo del agua de la jarra. Al ver mi esfuerzo lo hace él y me tiende el vaso. Lo bebo sin decir nada. Cuando el agua llega a mi estómago nuevamente las arcadas me invaden.
—Esperaremos a que nazca para saber quién es el padre. Y por tu bien espero que sea yo y no estés utilizando esa excusa para evitarte el infierno que te mereces después del espectáculo que armaste.
—Lo dices como si permaneceré todo ese tiempo contigo. —sus labios se elevan con una sonrisa maliciosa.
—Será así, o estarás muerta. —no respondo, dejo que mi mirada vague por lo que a partir de ahora será mi prisión.
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Dulce Mentira |COMPLETA|
RomansaNueva edición Inicio: 20/04/2020 Fin: 02/01/2021 Lía Evans, la mejor agente del FBI es asignada a una misión que cambiará el rumbo de su vida. Muchas sombras en su pasado, mucho dolor; encima de todo el caos que la acompaña día con día conoce a Leo...