Epílogo

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Amor... de ser honesta no creí saber el significado de esa palabra hasta que lo conocí a él.

Llegó a mi vida creando un torbellino de emociones, de nuevas sensaciones, de nuevos sentimientos, aventurándome a un mundo completamente desconocido, me lancé tomada de su mano, segura de que saldría y no lo haría sola, él estaría conmigo. Llegó de repente, con su hermosa mirada, con su gran corazón revolucionando y confundiendo mi mente.

Cuando nuestros ojos se conectaron por primera vez me hizo dejar de pensar, mis pensamientos se nublaron los segundos que conversamos, la paz que me propinó fue lo que me más me sorprendió y me sentí vulnerable, expuesta.

Con él nunca pude fingir lo que sentía. Le mentí, claro que lo hice, pero nunca mentí conforme a como me sentía con él, nunca mentí en lo que decía cuando estábamos juntos. Nunca logré mentir cuando me di cuenta de que ya lo amaba, pese a no decírselo, secretamente lo sabía.

Sus brazos siempre fueron mi fortaleza, me sentía y siento segura, inquebrantable.

Con él aprendí a confiar en mí, aprendí que abrirme no era malo, sino, sano. Poco a poco mis barreras quedaron destruidas, dejándome expuesta y con la incertidumbre de lo que sucedería después, siempre me demostró que mi lugar está a su lado. Que su lugar está a mi lado.

Su mirada, sus caricias, sus besos, sus palabras, su esencia; todo él predominó mi interior, se fundió en cada poro de mi piel, en mi interior, derrumbando los muros que había construido con la intención de protegerme. Inundó con su amor mi interior, llenando de color cada rincón oscuro, colocando cada pieza rota en su lugar, asegurándose que se mantuviera ahí, firme, que no se derrumbara con cada inseguridad, con cada miedo.

Llegó a mi vida para mejórala, ha sido una luz para las tinieblas de mi corazón desde entonces. Me mostró que las cosas no podía solucionarlas encerrándome en una burbuja donde nadie sabría lo que me ocurría, o alejándome, alejándolos de mi vida; me mostro que él siempre estaría ahí para ayudarme, para apoyarme y para ser ese faro en mi corazón.

Sí, como aquel faro en medio de la oscuridad alumbraba a los barcos para que no se perdieran ni llegaran a la orilla. Él alumbra mi oscuridad, con su inmenso corazón y con su amor incondicional. Para que no me perdiera ni llegara a hundirme.

Él fue, es y será lo más hermoso que la vida jamás me ha regalado. Estoy segura de que la vida me recompenso todos esos golpes que recibí, y ahora veo que esos golpes ya no tienen importancia, él se ha encargado de que lograra dar vuelta a la página y nunca me cansaré de agradecerle por el cambió que hizo en mi vida.

-¿Crees soportarlo un poco más? -asiento con mis ojos cerrados.

-Sí..., creo que puedo. -en respuesta recibo un beso en la frente y siento como comenzamos a movernos. Sacudo la cabeza cuando el dolor hace que por poco me doble-. No, ya no puedo.

-Estamos a punto de llegar, resiste un poco más. -paso saliva y aprieto su mano, él me da una sonrisa reconfortante intentando transmitirme tranquilidad, pero las contracciones son cada vez más intensas-. Lo estás haciendo bien. -lo observo besar mi mano y regresar su vista a la carretera.

Mis últimos tres meses de embarazo se resumen a reposo absoluto, amor desmedido por parte de Leo y muchas atenciones, demasiadas atenciones. Realmente siente que es el padre de este niño y no puedo estar más agradecida con mi vida de haber puesto en mi camino a este hombre tan maravilloso.

Fue duro comenzar a intentar olvidar todo lo que sufrí mientras estuve cautiva, pero he tomado fuerzas, mucho valor para afrontarlo todo de frente, para pensar en esta criatura que se encuentra ansiosa por venir al mundo a conocernos.

Dulce Mentira |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora