|Capítulo 30|

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Pov. Tercera persona.

Antes del primer intento de rescate.

El joven de la mirada grisácea observa todo con su cuerpo irradiando tensión, impotencia, y desesperación por todo lo que se está enterando.

Se alejó de este mundo justo después de que su madre muriera. A ella, de alguna forma no le agradó mucho la idea de que se arriesgara cuando podía tenerlo todo trabajando con su padre, en ese lugar que ambos construyeron juntos. Cuando ella falleció sintió que debía alejarse de ese mundo y cuidar de su familia que estaba tan dañada después de su muerte. Su padre apenas pasaba bocado, siempre permanecía dentro de su despacho intentando que con botellas de alcohol se borrara de su mente y corazón aquel dolor taladrante que lo recorría.

Nunca se arrepintió de haber abandonado su puesto en el FBI, comenzó a estudiar en la universidad y le gustó mucho su carrera, por eso es tan reconocido nacional e internacionalmente, por su trabajo pulcro y su gran organización.

Nunca se arrepintió de haber abandonado el FBI, pero ahora siente que nunca debió hacerlo, no cuando ahora la mujer que, pese a esas múltiples de mentiras que le dijo, se encuentra en peligro.

¿Cómo descubrieron todo?

Gracias al hombre que él creyó su amante se presentó en su oficina queriendo disculparse.

¿Cuál fue la primera reacción al verlo?

Golpearlo.

¿Se arrepiente de haberlo hecho?

Ni siquiera un poco, porque pese a que gracias a que habló las cosas comenzaron a encajar no quita el hecho de la ira que lo recorrió cuando ella simplemente le confesó que nunca le había sido fiel.

Su conversación fue sencilla, después del golpe que lo dejó en el suelo escupiendo sangre le gritó:

—¡Nunca fui su amante!

Eso lo detuvo, entonces el rubio comenzó a explicar que su relación se había basado simplemente en una amistad, que ella por alguna extraña razón le pidió que mintiera por ella. Pero que había algo que no entendía y temía que algo le estuviera sucediendo.

No le dijo más y simplemente se fue sosteniendo su mandíbula, por su parte se encontró pensando si creer o no lo que decía. Después de todo, ella solo parecía que era una caja completa de mentiras y engaños que lo estaban volviendo loco.

Entonces fue cuando le preguntó a Matthew sobre ella y cuando observó el cambio en su semblante: tensión e incomodidad, comprendió que algo sucedía.

La buscó, hasta que la encontró en New York. En varias ocasiones viajó y la observó sin que ella se diera cuenta, la observaba encerrarse en su apartamento, ir de compras y observaba que mayormente compraba botellas de alcohol. Notó como su chispa estaba extinta, no sonreía, parecía que su vida se encontraba en piloto automático.

Se dio cuenta de que algo sucedía horas después de que ella lo botara, sabía que algo ocurría, pero no quería regresar a ese círculo de mentiras, ya se encontraba cansado de nadar contra la corriente, de que se cerrará y no dejara que él entrara porque por más que intentara que las cosas funcionaran si una de las dos partes no pone de su parte las cosas simplemente no se darían, las cosas no llegarían a ningún punto y él sentía que solo ya no podía, no cuando ella siempre lo alejaba.

Por ello decidió esperar pacientemente y cuando Matthew le comentó que estaba comprometido fue él quien le sugirió la idea de la fiesta, sabía que ella no se ausentaría, nunca se permitiría faltar a algo tan importante para alguien que ella considera hermano.

Dulce Mentira |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora