|Capítulo 24|

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Mierda. Mierda. Mierda.

Esto no era parte del plan.

Carajo. No. No era parte del plan.

Desde que solté la bomba su mirada cambió drásticamente, me observa como si no me conociera. Me odia, joder, me odia.

Las manos me tiemblan. No, no debía haberlo dicho.

—¿Qué? —suelta, no se molesta en ocultar el dolor, la incredulidad, la furia, me observa como si fuera una completa desconocida, y no lo culpo, ha pensado que soy alguien distinto y le acabo de confesar que no soy para nada una buena persona.

Está decepcionado, es algo que no debía decírselo porque... oh, Dios... solo observo su rostro y me recuerdo por qué me sucede tanta desgracia, porque nunca he actuado bien y he fingido que sí, he aparentado que soy buena cuando no lo soy en lo absoluto.

Mi labio tiembla, pero no hay nada que hacer ahora que he confesado lo que juré llevarme a la tumba, enderezo la espalda y elevo el mentón.

—Yo asesiné a Hannah, no fue John.

—No te creo. No..., ¿te estas escuchando? Estoy hablando con Lía, mi pequeña... no puedes... tu no podrías haberlo hecho...

Sollozo porque esto me duele más a mí que a él.

—Soy una aberración. Soy lo que siempre juré destruir... me volví como él y por eso lo hice... ¡tenía que hacerlo! —el rubio sale del elevador con las llaves de su auto en sus manos, Matt sigue mi mirada observándolo y en dos segundos está yendo hacia él impactando su puño en el rostro de mi amigo.

—¡¿Te dije que te mantuvieras alejado de ella?! —le grita. Corro hasta ellos e intento separarlo, Jonathan intenta evadir los golpes, pero Matt logra golpearlo en varias ocasiones, me ubico frente al rubio antes de que suelte otro golpe.

—¡No lo metas en esto, Matt! —da varios pasos atrás sacudiendo la cabeza una y otra vez, me duele tener que actuar de esta forma, Dios... si tan solo pudiera acabar con John para que me deje en paz.

—Tienes razón, te convertiste como él —espeta—. Quieres culpar a toda la mierda que te ha pasado de todas las acciones que has hecho, pero nada más lejos de la realidad. ¡Todo lo has hecho por gusto propio! ¡Porque te convertiste como la sabandija que acabó con la vida del que consideraba mi hermano! ¡¿Mírate y piensa si a Ian le hubiese gustado saber todo lo que has hecho?! —es lo que dice, bajo la mirada al suelo sin decir nada, solo sintiendo que acaba de dar donde más duele.

Claro que a Ian nunca le gustaría, también me odiaría como Matt lo está haciendo ahora. Oh, Dios. ¿Por qué todo tiene que ser así?

Matt se va hasta su auto cuando no obtiene respuesta de mi parte y arranca saliendo a toda velocidad del estacionamiento, quiero evitarlo y confesarle todo, que me ayude, pero no puedo porque si John le hace daño no me lo perdonaré jamás, ya tuve suficiente con la muerte de Ian, no quiero más muertes, no quiero ser responsable de que inocentes mueran. Me vuelvo hasta el rubio y observo su pómulo rojo y con una abertura que comienza a derramar sangre. Mi cuerpo tiembla, mis rodillas por poco me fallan, pero Jonathan me sostiene abrazándome, sollozo y acepto su abrazo.

—Lo siento.

—Oye... está bien, esto no es nada. —dice intentando calmar la culpa, sacudo la cabeza, me alejo de él y me limpio nuevamente el rostro.

—Necesitaré algo más de ti y te prometo que dejaré de molestarte.

—Puedes pedir lo que tú quieras, Evans.

—Necesito ir a casa a recoger mis cosas y... que me lleves al aeropuerto. Puedes quedarte con mi auto, compraré otro...

—No me quedaré con tu auto, es tuyo. —toma mis hombros encaminándome a su auto y abre la puerta, aferro mis cosas a mi pecho mientras él da la vuelta para entrar.

Dulce Mentira |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora