La primera navidad

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De la casa en penumbras,

el silencio es el dueño.

En la mesa dos copas,

casi sin empezar.

Una música suave, 

que en las manos del viento,

la cortina entreabierta,

ha dejado pasar.

Un jarrón destrozado

desparramó sus flores.

Sobre la alfombra roja

un zapato y un chal.

Un camino de prendas,

descompuestas descansan,

en la noble madera

de aquel piano...

al azar.

Mi cuerpo como un soplo

del alma que se escapa,

bailando entre tus brazos

parece levitar.

Tu mirada me incita,

¡me duele, me perfora!

Se cuela íntimamente,

¡me impide respirar!

Sólo ansío que el tiempo,

me conceda tenerte,

como desde esta, nuestra

Primera Navidad.


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