Bailando

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Me puse los zapatos y he dejado las trabas,

guardadas en la caja, las recojo mañana.

Esta noche seré, la que baile en tus brazos,

cobijada en tu pecho, mi alma estará a salvo.

Mi mano ya se apoya y acomoda a tu hombro,

te ceñiz a mi talle,  incrementando el gozo,

tus yemas en mi carne encontraron descanso,

al guiar de tus pasos, retrocedo y me planto.

Tu mejilla en mi cara, tu porte da elegancia,

las piernas enredadas, ya no existe distancia.

Golpean los acordes y el corazón se escapa,

el ritmo de la noche va dejando su marca.

En el vientre se ensaña como una vieja herida,

el bandoneón que llora doliente melodía.

Es el álgido punto, la pasión nos domina

no hay retorno posible, el final se aproxima.

La noche y su contorno entre el humo y el fango,

no parece la misma si bailamos un tango.



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