Para un corazón

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¡Tranquilo corazón!, no tengas miedo,

volverás a latir, que no traiciona,

quien después de llorar un desengaño,

apuesta a la ilusión de otras auroras.

No dejes que en espinas se transformen,

recuerdos que alegraron otros días,

ni marchiten el brillo de tus ojos,

los turbios consejos de la envidia.

Los mares son el llanto atormentado,

de quienes el dolor no han superado

y vagan con el alma por abismos,

purgando sin saber, algún pecado.

¡Tranquilo corazón!, no te acobardes,

llegó el amor y es... irremediable. 


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