Dare

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Las siguientes semanas estuvieron llenas de acontecimientos. La prensa de medio país acampó durante días frente a la Corte de Justicia de Las Vegas para cubrir más de una docena de juicios a otros tantos acusados por una lista de cargos tan larga que el juez tenía que pararse a beber agua para recitarla. En la mayoría de los medios de comunicación, aquella lista apareció reducida a un etcétera, etcétera, aunque en favor del rigor periodístico hay que señalar que ninguno perdió ocasión de narrar con todo lujo de detalles los episodios más violentos o de mencionar datos tan esenciales como el carnet falso a nombre de Bruce Lee o el incidente exhibicionista de Cosette. La chica tuvo un reencuentro de lo más incómodo con sus padres, aunque hubiese podido ser mucho peor si al señor Fauchelevent no le hubiera sobrevenido una inexplicable prisa por abandonar el juzgado en cuanto vio al agente Javert.

El Fiscal Enjolras fue el gran ausente en el juicio. Sus asesores lo habían prevenido en contra de dejarse ver en público en un proceso tan turbio, pero la razón por la que no acudió fue porque prefería estrangular a su hijo en privado y no delante de las cámaras. No necesitó estar presente para que Enjolras y sus "cómplices" (porque para el Fiscal era evidente quién era el instigador de todo aquello) fueran absueltos de todos los cargos importantes. Como todo en Las Vegas, el asunto fue más un espectáculo que otra cosa, y aunque sea una premisa comúnmente aceptada que el espectáculo debe continuar, continuó en otra parte y por otros motivos. Hoy en día nada es noticia mucho tiempo, y el titular del siglo no lo es durante más de dos horas antes de convertirse en material de hemeroteca.

Así, entre el estallido de los flashes y una jauría de periodistas a la caza de declaraciones, fue cómo los amigos abandonaron los juzgados y regresaron a sus rutinarias vidas. Y aunque no dejara de ser irónico que su cruzada contra la justicia corrupta acabara con un par de llamadas discretas y unos cuantos expedientes descuidadamente arrojados a la trituradora, no dejaba de haber cierta justicia poética en la conclusión de todo aquello. Eso, al menos, se dijeron los más optimistas y propensos al autoengaño, y el resto cargaron con ello como pudieron. Siempre era mejor que cargar con el muerto, cosa que sí hicieron Montparnasse, Babet y Claquesous, a quienes se vería abandonar los mismos juzgados esposados y declarando a gritos su inocencia ante una opinión pública que sólo estaba allí para abuchearlos.

Su aparente relación con el crimen organizado acabaría salpicando al juez Trevor Wright y a Casius McNamara, y durante un breve periodo de tiempo las víctimas de su codicia y despotismo saldrían del olvido. La memoria de los dos hombres acabaría tan sucia como habían sido sus vidas, aunque a ellos ya poco podía preocuparles.

No hay muchos problemas que sean importantes cuando estás muerto, esa es la verdad.

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Los vivos, en cambio, se enfrentan a diario a la incertidumbre del futuro, y el futuro inmediato se presentaba bastante incierto.

Mientras sus familias esperaban en el aparcamiento en distintos estados de ánimo que iban del enfado monumental del abuelo de Marius a la paranoia del padre de Cosette, que había puesto el motor en marcha y hacía sonar el claxon de forma impaciente, los amigos se habían reunido para despedirse. El grupo lo componían Enjolras, Cosette, Éponine, Marius, Courfeyrac, Combeferre y Jehan, que había sido el centro de un emotivo aunque breve reencuentro. Por alguna razón, los ausentes estaban más presentes que nunca, y Enjolras tenía en el rostro una mirada pensativa y lejana, como de profunda concentración.

―Bueno, ¿y qué vais a hacer ahora? ―preguntó Courfeyrac mientras mordisqueaba una de las galletas que su madre le había traído de contrabando en el bolso. Todavía tenía las mejillas manchadas de su pintalabios, igual que Marius y Combeferre, a quienes la amorosa madre de Courfeyrac había medio adoptado y alimentado durante toda la universidad y después.

God's Gonna Cut You Down | Les Miserables Humor/Road Trip AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora