We Didn't Start the Fire

152 15 67
                                    

La televisión daba las noticias matutinas cuando Grantaire y Jehan entraron en la cafetería dando tumbos. Los ventiladores del techo giraban perezosamente, dispersando el humo grasiento mientras una camarera iba y venía entre las mesas repartiendo café. En una mesa del fondo, Cosette se sentaba cabizbaja junto a Courfeyrac, que la rodeaba con un brazo mientras Éponine y Combeferre compartían el sillón de enfrente dejando medio metro entre los dos.

―Hola, compis ―saludó Jehan acomodándose junto a Courfeyrac.

Grantaire arrastró una silla, se derrumbó en ella y llamó a la camarera.

―Para mí té sin leche, por favor ―pidió Jehan―. ¿Y tienen algo además de beicon?

―Tortitas y huevos ―informó la camarera mascando chicle―. Se sirven con beicon.

―Ya. Sólo él té, muchas gracias.

La mujer garabateó algo en su cuaderno mugriento, hizo estallar una pompa de chicle (¡pop!) y se giró hacia Grantaire.

―¿Y a ti qué te pongo, gua...? ―Se fijó mejor―. ¿Cielo?

Grantaire se hundió un poco más en su oscuro pozo de resaca y resentimiento.

―Café ―dijo―. Solo. Y asegúrate de escupir dentro porque no pienso dejar propina.

―Marchando (¡pop!).

Cuando la camarera se fue, Grantaire notó que todos lo estaban mirando.

―¿Qué? ―preguntó secamente.

Éponine le dio un codazo a Combeferre, que protestó.

―¿Por qué siempre tengo que...? ¡Au! Dejad de darme patadas.

―¿Qué coño pasa?

―Verás ―empezó Combeferre―. Se trata de tu amigo...

―Ya. Mi amigo ―resopló Grantaire.

―Tu jefe, tu novio o lo que sea.

―Sí, vale. ¿Qué pasa con él? ¿Es que se ha largado?

―Pues... se podría decir que sí ―dijo Courfeyrac cautelosamente―. Sólo que no por propia... esto, voluntad.

Grantaire lo miró con una ceja levantada.

―¡Pero la buena noticia es que no ha pasado de ti! ―añadió Courfeyrac con una sonrisa forzada―. Ahora que alguien le dé la mala. ―Cogió su café y dio un ruidoso sorbo que expresaba con gran claridad que él ya había hecho su parte y que ahora les tocaba pringar a los demás.

Grantaire se levantó de golpe.

―¿Dónde está Enjolras?

―No lo sabemos ―admitió Combeferre. Puso frente a Grantaire una hoja de papel―. Han dejado esto en recepción.

Grantaire se quedó mirando la nota como si fuera a explotar. Se sentó rígidamente y la desdobló. Su rostro se puso pálido.

―¿Qué es? ¿Qué dice? ―quiso saber Jehan.

Cosette se había cubierto el rostro con las manos y se refugiaba en el hombro de Courfeyrac, que le susurró alguna palabra de consuelo mientras Éponine clavaba la vista en sus puños apretados. Grantaire dejó la nota sobre la mesa. Decía:

"Debolvednos el dinero cabrones de merde si quereis volber haber a buestra amiga amigo. Nadie juega con Patron-Minette ja ja ja.

Firmado: Patron-Minette"

―¿Quién lo habrá escrito? ―se preguntó Jehan.

―¿"Ja ja ja"? ―repitió Courfeyrac―. En serio, ¿pero quién escribe así?

God's Gonna Cut You Down | Les Miserables Humor/Road Trip AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora