🌿Capítulo 11 - La casa de Richard

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~Ellie Mitchell

No sabía que estaba pensando cuando me le quedé mirando, seguramente eso le daria mas motivos para continuar portandose como un idiota conmigo.

Me preguntaba porque a vista le parecía tan atractivo observarle en toalla. Deseaba controlar todos esos pensamientos y volver a la realidad de que es como todos los demás.

Esperaba tener un poco de paz en la habitación, pero sin darme cuenta, él me había seguido.

—¿Qué haces? ¿Pretendes verme desnuda? —le solté muy vigilante a sus acciones.

—Necesito cambiarme, tengo cosas que hacer —dijo dejando caer la toalla sin importarle que estuviera con él en el mismo espacio.

—Joder —me cubrí los ojos de inmediato antes de poder observar su desnudez—. ¿Qué no tienes respeto por la privacidad de los demás?

—Estoy en mi casa, no le estoy violando espacio privado de nadie —escuché sus pasos vacilante como si no le importaba nada de lo que acababa de decirle.

—No te da pena hacer eso teniendome aquí —recalqué tratando de retroceder algunos pasos.

—Para nada... —se detuvo como si pensara en que agregar—. Ni sé porque te cubres la cara, para mi ya no eres una extraña y me agrada que estés justo aquí.

—Quiero evitarme cosas que mis ojos no tengan que ver —añadí.

—No te entiendo —dejando escapar un suspiro—. Si hace un momento me comías con la mirada cuando estaba en toalla.

—¡Por Dios!

—Ahora te sonrojas como boba —dijo divertido.

—Yo... yo no me sonrojo —quise contradecirle—. ¿Ya te pusiste ropa? —decidí preguntar antes de despejar mi vista.

—Por supuesto...

Cuando quité la mano de mi rostro tan solo llevaba unos boxer que le hacían tremendo bulto y no le dejaba mucho a la imaginación. Todo su cuerpo bien moldeado cubierto por tatuajes en la clavícula y los brazos.

Antes de que se me hiciera difícil respirar volteé a la hermosa vista que transmitía aquella ventana, evitando encontrar me con la mirada mal intencionada que proyectaba su cara.

Richard me hacía pensar en tantas cosas, y una de ellas era que "él era de los regalaba rosas", pero te hacia bajar al infierno con una probada de su boca.

—¿Qué es lo que tanto piensas, Ellie? Acaso nunca habías visto a un hombre en ropa interior —comenta sacándome de mi estado de trance.

—Si, pero dijiste que traías ropa —tragué en seco al encontrarme con esa mirada recelosa.

—Cuidado si se te mete una mosca en la boca —sonríe a lo que busca entre sus cosas—. No había visto tanta impresión en una chica desde...

No termino la palabra como si pensara en alguna cosa.

—No te creas tan interesante —buscaba con la vista la puerta del baño.

—Lo dice la chica que se muere por probarme —dice enarcando una ceja.

—Ni en tus sueños —suspiré algo cansada de sus comentarios recordando que debia darme una ducha porque apestaba a alcohol—. ¿Podrías hacer algo por mí?

—Luego de finjir desinterés ¿Qué puedo hacer por ti? —me sostuvo la mirada divertido.

—La cremallera del vestido se me hace muy incómoda lo bajarías por mi, digo sino es mucha molestia para ti —buscaba no hacer contacto visual con él.

—Tantas vueltas para invitar me a desnudarte —dijo acercándose—. Yo  encantado de hacerlo.

Una vez estuvo lo suficiente cerca me tomó de la cintura colocando mi cabello sobre mis hombros y con suma delicadeza bajo la cremallera del vestido. No sé porque me incomodaba su cercanía, podía sentir su respiración en mi cuello y disfrute al hacerlo.


Por un momento sentí como apretaba un poco más mi cintura y con la otra mano deteniéndose en mi espalda baja.

—¿Quieres que también te lo quite? —preguntó en un susurro en mi oído que me estremeció un poco, pero pude disimularlo.

—No creo que sea necesario, yo puedo hacerlo —dije soltandome de sus agarre.


—Me gusta más cuando te haces la difícil —escuchar eso solo me hizo sentirme asqueada y decidí ignorarlo por completo.

Más que nada necesitaba esa ducha para relajarme un poco, pero no quería volver a colocarme aquel vestido apestoso.

Después de salir enrrollada en una toalla quería ver si encontraba algo de ropa que me quedara, pero el closet estaba vacío y habían algunas cosas que todavía no estaban en su lugar dentro de la habitación.

Hasta que visualice las maletas en la esquina de la cama y supuse que ahí deberían estar sus cosas. Tomé lo primero que encontré y me vestí. Un polo negro que me quedaba muy ancho y unos boxer que parecían un short en mi figura.

Quizás le molestaría que usara su ropa, pero no me importaba, porque después de todo, él siempre buscaba la manera de hacerme sentir incomoda ante su presencia.

Toda descalza andaba vacilante por la casa, pero con sumo cuidado para que no le suceda lo de hace un rato. Me direccione a la cocina por un poco de agua porque estaba sedienta al mismo tiempo que hambrienta. Pequeñas consecuencias de la resaca.

Al este verme con su ropa se quedo analizando me como si quisiera arrancarme la y no de buena manera.

—No quería utilizar el vestido porque apesta a alcohol —le aclaro para ver si la semblante en su rostro cambiaba.

—Al menos debiste pedirla, no fue suficiente con traerte a mi casa y cuidarte ebria —eso hizo recordarme de mi mejor amigo ¿A dónde había ido? ¿Por qué no estaba aquí conmigo?

—Yo no te lo pedí —dije tomando asiento en uno de los taburetes—. ¿Me das un poco de agua?

—El refrigerador está allí —dijo señalandolo—. Puedes servirte toda la que quieras, ebria.

—Gracias por tu hospitalidad —me levanté para servirme mi agua.

—Si tienes hambre, prepárate algo de comer —suspira yéndose a otro lado—. Hay café en la cafetera.

—De acuerdo.

No le pedía mucho, pero un poco de amabilidad bastaría.

•••

Olvidar & Volver A Creer En El Amor《Richard Camacho》[Editando]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora