Más allá del destino • [ Vikings] •

• Capítulo 5 •

5:

"Porque te juro que si algo les pasa, no dudaré en buscarte donde sea que te escondas, ¿Has entendido? "

Elizabeth se encontraba terminando de cortar las verduras que Lagertha le había encargado para cocinar.
Ambas se encontraban sobre la mesa de la casa, junto a la pequeña Gyda.
Varios días habían pasado desde el incidente con Rollo, hermano de Ragnar, quien golpeó y violó de manera salvaje a Elizabeth, sin ninguna razón justificable.

Las heridas en el rostro de la joven estaban casi cicatrizadas, pero, sin embargo, las heridas en su interior aún dolían. Elizabeth temía que Rollo pudiera atacarla nuevamente, incluso después de la prohibición de Ragnar. Ella no se sentía ni segura ni protegida, y una idea rondaba por su cabeza hace días.

Dejó el cuchillo de lado y se decidió a hablarle a su ama — Lagertha...— la llamó. Ésta elevó su rostro y con un suave "¿Si?" le dió el pie a Elizabeth para continuar hablando — Gyda me ha contado de ti. Me ha dicho que eras una doncella escudera.

— ¿Era? — preguntó enarcando una ceja.

— Eres — se corrigió rápido la esclava. Cambió su la postura de su cuerpo, para posicionarse justo frente a ella — Necesito...necesito pedirte un favor.

— ¿Qué quieres, Elizabeth? — cuestionó Lagertha. Gyda también había dejado su pequeño cuchillo de lado, escuchando atenta la conversación entre las mujeres.

— Quiero aprender a defenderme.

Lagertha elevó su mentón, mientras arrugaba su ceño levemente — ¿Defenderte? — preguntó dudosa. No negaría que le causaba curiosidad el entusiasmo de la esclava, pero no le gustaba que ella pudiera aprender a usar un arma cerca de sus hijos.

Elizabeth bajó la mirada mientras buscaba las palabras perfectas para contestar — No confío en que Rollo no intente hacerme daño otra vez. Si eso vuelve a suceder, quisiera saber cómo defenderme...

— ¿Haz asesinado a alguien alguna vez?

— No.

— ¿Haz herido a alguien?

— Tampoco.

— ¿Sabes si quiera usar un cuchillo, Elizabeth? — preguntó casi en tono de burla.

La joven se sintió algo avergonzada, por lo que volvió a posicionarse como estaba, y tomó el cuchillo para continuar con su labor. Lagertha, reprimió la burla y buscó la mirada de la joven — Te enseñaré si juras jamás hacerle daño a mis hijos. Porque te juro que si algo les pasa, no dudaré en buscarte donde sea que te escondas, ¿Has entendido?