Más allá del destino • [ Vikings] •

• Capitulo 45 •

45: 

" ¿Es por mi padre? "

Capitulo con alto contenido explícito (+18).
Leer bajo su responsabilidad.

Las manos de Bjorn recorrían su cuerpo aún con el vestido molestando esa cercanía. Su cuerpo, su piel y su corazón pedían más.

Elizabeth comenzó a deslizar sus manos desde el rostro de Ironside hasta sus hombros, sintiendo el calor que emanaba su anatomía. Él no soportó y se deshizo de su ropa superior, mostrando el fornido y marcado torso que poseia.

Sus miradas se conectaron una vez que su ropa cayó al suelo, donde pudieron develarse a través de sus ojos la sinceridad que los invadia.

Olvidarian sus miedos, sus inseguridades... Se olvidarian del mundo entero que los rodeaba y los privaba para entregarse por completo en cuerpo y corazón.

Su tacto lo estremeció. La suavidad en las manos de Elizabeth paseando por su torso le borró cualquier recuerdo vivo de alguna otra mujer. Estaba con la que había deseado estar desde que era un niño, cumpliendo así con la fantasía que atacaba su cabeza cada vez que ella venía a su mente.

Liz se concentró en dejarse llevar impresionada por la dureza de sus músculos. Estaba tan acostumbrada al cuerpo de Ragnar que no imaginó la fuerza de un cuerpo como el de Bjorn podría tener. Su anatomía era totalmente diferente a la de su padre: no había tantas cicatrices, ni tatuajes ni el paso del tiempo marcando su edad.
Y, aunque la diferencia de edad jamás le había importado, ahora era notable: Ragnar estaba pasando los cuarenta años mientras que Bjorn tenía poco más de la mitad de su edad. No obstante, Elizabeth, con sus maduros veintiséis inviernos de vida solo había conocido el placer en un solo hombre, tan concentrada y cegada por él que no había podido siquiera desnudarse ante Aren.

Poco tiempo hubo para pensar cuando Liz sintió las manos ansiosas de Bjorn paseando por su cuerpo, deseoso de desnudarla. La seguridad de la cristiana se acrecentó al sentirse tan amada por lo que, dando dos pasos hacia atrás, comenzó a desatar el nudo que sostenía su vestimenta. Bajó los tirantes por sus brazos y lo dejó caer, mostrándose tal y como su Dios la trajo a ese mundo.