• Capitulo 30 •

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30:

"Seren."

Sus orbas celestes se iban cerrando poco a poco, dado a que el sueño lo atacaba sin darle descanso

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Sus orbas celestes se iban cerrando poco a poco, dado a que el sueño lo atacaba sin darle descanso. El vikingo y Earl Ragnar Lothbrok se encontraba vencido de sueño y, a pesar de estar sentado en su trono en pleno festejo y frente a todo Kattegat, su cansancio no lo dejaba en paz.

Habían pasados casi dos días desde el incidente de Elizabeth y Aren Egilsson.

Ragnar había pasado esos dos días y noches completas junto a Elizabeth en la cabaña de la curandera Siff, cuidando todo el tiempo de Liz. Poco le estaba importando lo que dijera la gente sobre el porqué el propio Earl debía de custodiar la salud de una cristiana, pero nadie era capaz de cuestionarlo. Elizabeth había detenido su sangrado, lo cual fue el motivo principal por el que hoy Ragnar había decidido presentarse ante su pueblo, ya que la preocupación había cesado bastante.

Según Siff, el embarazo seguía corriendo riesgo, pero el hecho de que esa mamá no perdía sangre era sumamente alentador.

Con un estruendoso golpe, Aslaug dejó caer la copa que llevaba en su mano derecha, despertando al pobre y cansado Ragnar.
Éste abrió sus ojos de golpe y observó la escena con su ceño fruncido, llevando su vista hacia la mujer que se había sentado a su lado y que era quien había causado semejante ruido para despertarlo. Éste bufó y volvió a acomodarse sobre su trono, con claras intenciones de volver a conciliar el sueño que no había podido encontrar en éstas noches cuidando de Elizabeth.

— ¿Acaso no has dormido bien éstas noches...— la condesa giró su rostro y observó con odio a su marido, mientras su mano izquierda acariciaba el avanzado embarazo que llevaba  —...,esposo?

Ragnar la observó, pero se mantuvo en silencio. Volvió a cerrar sus ojos y otorgandole una mueca graciosa con su boca, volvió a echarse de forma más cómoda sobre su trono, enfureciendo así aún más a su esposa.

Aslaug, colmada de cólera, se acercó a su oído y entre dientes, masticando la ira, susurró — Todo Kattegat habla sobre el porqué proteges así a esa mujer, Ragnar

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Aslaug, colmada de cólera, se acercó a su oído y entre dientes, masticando la ira, susurró — Todo Kattegat habla sobre el porqué proteges así a esa mujer, Ragnar. ¿Y sabes cuál fue mi respuesta? Lástima. — Tal contestación hizo despertar de golpe al vikingo, el cual observó con furia a su esposa, — Si. Lástima. Por que su tonta e indefensa amiga cristiana quedó embarazada de Aren Egilsson. Y que gracias a sus golpes, casi pierde al bebé.

Más allá del destino • [ Vikings] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora