Capítulo 10

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Me desperté a la una de la mañana. Llevaba dormidas más de doce horas seguidas, sin contar lo de la mañana anterior en casa de Álex. ¿Cómo se podía dormir tanto?

Después de la una, no conseguí reconciliar el sueño. Estuve un par de horas dando vueltas en la cama, hasta que me di por vencida. Me levanté y desayuné, por muy pronto que fuera. Después fui al baño, donde me di cuenta de que tenía unas ojeras horribles. Necesitaría improvisar algo con maquillaje para que no se me notaran, o al menos no tanto. Pero aún era demasiado temprano: quedaban casi cuatro horas para empezar el instituto. Así que cogí un libro y me puse a leer. ¡Buenos días, princesa!, de Blue Jeans. Me lo regaló Álex por mi último cumpleaños, y aunque había tardado bastante en empezarlo, por fin lo había hecho. Pero con los nervios de la fiesta había dejado la lectura de lado. Bueno, la lectura y todo. Quizás debería repasar lo que dimos la semana pasada, pensé. Pero, ¿qué horas para repasar eran aquellas? Leer era mejor idea.

Después de diez minutos leyendo, ya estaba inmersa en el libro. Las aventuras de aquellos seis incomprendidos me divertían. Ojalá yo tuviera un grupo así, pensé. Estaría bien tener a alguien en quién confiar pese a las circunstancias. Y entonces me vino Álex a la cabeza. Él me había demostrado nuestra amistad la noche anterior. Sonreí al imaginarme al chico viviendo aquellas aventuras. Él sería Raúl, el chico guapo del grupo. ¡Y Natalia! Ella sería Eli, la guapa. ¿Y yo? ¿Quién sería? Pensé un momento. Valeria. Sonreí. Sentía simpatía por su personaje. Pero, ¿de quién estaba enamorada Valeria?




- Clara, despierta.

- ¿Qué? -miré la hora en el móvil. Las siete y media. ¿Me había vuelto a dormir?-.

Me levanté, ya harta de dormir tantas horas e irregularmente. Como ya había desayunado aquella mañana, solo me tuve que vestir y calzar. Fui al baño a lavarme los dientes, peinarme e intentar improvisar algo para tapar las marcadas ojeras que tenía por debajo de los ojos. Por último, me preparé la mochila. Me sobraron unos minutos, que malgasté sentada en el sofá sin pensar en nada.

A las ocho menos cuarto, picaron al timbre. Natalia. Bajé sin muchas ganas, pues aunque el día anterior me lo hubiera pasado durmiendo, estaba cansada.

Una vez abajo, mi amiga se me tiró encima.

- Dios, Clara. ¡No sabes lo que pasó ayer! -Ojalá lo supiera, pensé con una mueca de sarcasmo-. ¡Me lié con Adrián! ¡Y me dijo que me quería!

- ¡Eso es genial! -le dije, intentando parecer contenta-.

- Sí -sonrió ella. Parecía estar en la misma nube en la que yo había estado hacía a penas dos días. Se la habré cedido, pensé, y una sonrisa triste se asomó entre mis labios-. ¿Y a ti qué te pasa?

- Natalia, tengo que contarte algo -tragué saliva-. Puede que esté embarazada.

Ella se quedó paralizada. Ni si quiera siguió andando.

- ¡¿QUÉ?! -su cara era épica-. ¡¿Pero qué pasó ayer?!

Suspiré.

- Bueno, yo tampoco lo sé muy bien. Sólo sé lo que me contó ayer Álex y poco más... Hoy hablaré con Sergio.

- ¿Álex? -preguntó confusa-. ¿Qué pinta él aquí?

- Déjame que te explique...

Y se lo expliqué.

<Lo único que recuerdo de ayer es que me besé con Sergio en el parque que hay lado de casa de Amanda, y que después volvimos a la fiesta. La última imagen de la que tengo memoria es de una puerta con un cartel que rezaba Habitación de invitados. En ese momento, el alcohol que había tomado se me subió del todo a la cabeza, y no consigo recordar nada más. Álex me ha contado que cuando se hizo tarde me estuvo buscando por toda la casa, hasta encontrarme desnuda en la habitación de invitados en la cama con Sergio. Fue al comedor a buscar a alguna chica que me pudiera vestir, y cuándo encontró a una no muy borracha dispuesta a ayudarle, esperó a que lo hiciera y me llevó con él casa. Álex tampoco sabe lo que pasó, sólo intuye lo mismo que yo. No pudo ver ningún preservativo, así que lo más probable es que, si pasó algo, lo hayamos hecho sin. Y ya sabes lo que pasa cuando lo haces sin... Al día siguiente, Álex fue a la farmacia a comprarme la pastilla del día de después. Sé que en la mayoría de los casos es eficaz, pero nunca se sabe... Siempre hay alguna posibilidad de que falle. Y bueno, ya ves cómo estoy: desesperada por saber qué pasó la otra noche y deseando que esta pesadilla termine de una vez. No sé si Sergio recordará algo, estaba muy borracho... Lo único que espero es seguir siendo virgen, o como mínimo no estar incubando un niño.>

Clara (título provisional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora