- ¡¿Cómo?!
Estaba desconcertada. ¿Álex era gay? ¿Y por qué no lo había dicho antes? ¿Debería haberme dado cuenta? La verdad es que no lo parecía, pero... Eso explicaba muchas cosas, como por qué aún no había tenido novia.
Él siguió sonriendo, aunque su sonrisa ahora parecía más bien una mueca.
- Pensaba que te gustaba Natalia... -le dije bajando el tono-.
- Y yo que a ti te gustaba Sergio.
- Touché.
Estuvimos unos segundos en silencio, sin saber qué decir.
- ¿Por qué no me habías dicho nada?
- Sólo lo sabe mi madre, y aunque sabía que tú guardarías el secreto, tampoco sabía cómo y cuándo decírtelo.
- ¿Y tu padre?
- Él... -hizo una pausa-. No lo sabe.
- ¿Por qué?
- Mi padre es un hombre toda la vida, Clara. Él no aprueba estás cosas.
- Pues no entiendo por qué.
- Ni yo, pero las cosas son así. La gente tiene prejuicios, y tenemos que elegir entre adaptarnos a ellos o escondernos. Yo, de momento, he elegido esconderme. Cuando esté preparado, saldré del armario.
- Pero... -todo aquello me superaba. ¡Quién diría que aquella tarde acabaría con Álex en el parque hablando de su homosexualidad!-. Éso no está bien. Deberías poder ser tú mismo sin que los demás te criticasen. Es injusto.
- Dímelo a mí -dijo con tono irónico-.
No sabía qué más decir. Seguía en estado de shock. ¿De veras estaba pasando todo aquello?
- Álex -le cogí la mano y le miré a los ojos-, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Prometo que te apoyaré en todo momento, sobre todo cuando más lo necesites, y que cuando decidas salir del armario estaré a tu lado -le apreté la mano, tratando de infundirle confianza-.
- Gracias -sonrió-.
Nos fundimos en un abrazo lleno de cariño y aprecio.
- Te quiero -le dijo sonriendo. Aunque me doliera que Álex no sintiera lo mismo por mí, estaba segura de que tarde o temprano lo acabaría superando. La verdad es que la noticia de su homosexualidad no me había afectado tanto como yo habría creído, por lo que entendí que mis sentimientos hacia él no eran tan intensos cómo yo creía. Eso me alegró, porque significaba que el proceso de olvido no sería tan duro-.
- ¿Tanto como para volverme a besar? -una sonrisa burlona se abrió paso entre sus labios-.
- ¡Serás tonto! -le grité, dándole uno de mis famosos golpes en el brazo-.
Él se rió y me dio un beso en la mejilla. Yo le sonreí, aunque el motivo de mi sonrisa no era del todo feliz: sabía que Álex lo pasaría muy mal cuando saliera del armario, y que necesitaría todo mi apoyo. Yo estaría a su lado en todo momento, pero habrían cosas de las que no le podría proteger, como de los insultos o los prejuicios de la gente. Pero a parte de eso, sabía que algún día llegaría a ser feliz con otro hombre. Estaba segura de ello.
Al llegar a casa, me dirigí a mi habitación esquivando las preguntas de mi madre, que al cerrar la puerta, se dio por vencida. Me estiré en la cama y pensé en Álex.
Era gay... Podría habérmelo dicho de un buen principio, y así me habría ahorrado el beso y todas las preocupaciones que trajo consigo. Pero aún así no le reproché nada. Salir del armario, aunque sólo sea para una persona, es difícil. Lo entendía, y estaba contenta de que me lo hubiera dicho.
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Clara (título provisional)
Romance¿Y si empezaras el nuevo curso con una foto tuya ebria rondando por todo el instituto? ¿Y si descubrieras algo muy importante acerca de tu mejor amigo que nadie sabía hasta entonces? ¿Y si tu forma de ver el amor cambiara gracias a la persona menos...