Six

1K 102 78
                                    

Dedicado a AcidRain9

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Cuando el bofetón restalló contra su mejilla, lo primero que sintió fue el escozor en su pálida piel, seguido de un calor condensado en la zona afectada y finalizando en el entumecimiento de su labio partido; podía notar a la perfección cómo el fino hilo de sangre se escurría de la herida y bajaba, para terminar goteando desde su barbilla.
De todas formas, se lo veía venir. Y más teniendo en cuenta que su agresor había sido su propio padre.

Una de las cosas que su infancia le enseñó en cuanto a su familia se refería, es que discutir con Vinsmoke Judge resultaba tan inútil como peligroso, más aún si la discusión se trataba de alguna idea errónea que el patriarca Vinsmoke tuviera fija en la cabeza. Y si ese plan de hacerle cambiar de opinión provenía de Sanji... el resultado era muchísimo peor.
No obstante, a pesar de saber esto, el rubio no había podido evitar enzarzarse en una discusión con su padre... pero es que era de locos, ¿no tenía suficiente vinculando en matrimonio a su primer hijo varón y predilecto, que ahora quería casarlo a él?
Sanji se lo había dejado muy claro: no iba a permitir que Judge le obligase a casarse con nadie.
–¿Que no? ¿Quién te crees que eres para negarte ante un mandato de tu padre? Tú vas a hacer lo que yo diga - había sido su respuesta.
–Oh, perdona. Se me habrá olvidado el día en que te di permiso para seguir controlando mi vida como cuando era un crío...- había comentado Sanji, con una voz fría y sarcástica. Pudo ver la vena del cuello de su padre hinchándose más y más a cada palabra que salía de su boca, y había sabido que estaba enfureciéndolo, pero no iba a amedrentarse a esas alturas–. Ah no, espera, ese día nunca ha existido, es verdad.
–¿Cómo te atreves a faltarme el respeto?- el gruñido de Judge había conseguido ponerle los pelos de punta, pero eso no impidió que soltara una última bomba:
–¿Cómo te atreves tú a decidir por mí? Que seas mi padre no te da ningún derecho a controlar mi vida. Es mi vida y voy a vivirla como yo quiera. El perder a una marioneta, no significa que el show deba terminar. Puedes seguir comiéndole la cabeza al resto de tus hijos, se te da bien embaucarlos con cositas caras y mentiras para que sigan siendo chuchos que laman por dónde pisas... pero yo no. Desde que tenía cuatro años me has ido demostrando la clase de padre que eres y no me gusta. No me gustas, Judge. Y punto.
Después de su perorata, había intentado marcharse del despacho de su padre, sin caer en que Judge, detrás de él, se levantaba de su silla y en unos pocos pasos le alcanzaba, le agarraba del brazo, le hacía volverse hacia él y le volvía la cara de un violento bofetón que le hacía trastabillar y caer de espaldas al suelo.
–¿Crees que me importa tu opinión? Pues no. Me da igual cuanto te quejes de mí, sigues siendo mi hijo y como tal, hasta que yo muera, seguirás cumpliendo con lo que te mando -le espetó Judge mientras Sanji se limpiaba la sangre del labio con los dedos; fue entonces cuando el patriarca Vinsmoke cogió a su hijo por el cuello y lo alzó del suelo, cortándole un poco la respiración–. ¿Te ha quedado lo suficientemente claro, escoria?
–¿Y si ya estoy prometido qué? -preguntó Sanji, con el tono ahogado típico de quien se está asfixiando. Cuando Judge le soltó, dejándolo caer al suelo, sus pulmones se alegraron de poder seguir trabajando mientras él tosía y boqueaba un poco.
–Me lo creeré cuando lo vea- comentó Judge, entre risas.
–Estamos a jueves, ¿no? Te lo presentaré el domingo y haré que te tragues esas palabras.
–¿Es un hombre?- cuestionó el patriarca Vinsmoke, cruzándose de brazos mientras fruncía el ceño. Sanji, a sabiendas de lo homófobo que su padre era, asintió lentamente -. Espero que no sea una de esas sabandijas pobres que pululan por los suburbios- añadió el hombre, haciendo que Sanji tuviese que ahogar una risotada. Eso era típico de su padre: odiar a todos los homosexuales... pero pasarlo por alto si tenían los bolsillos llenos de billetes como él–. De todas formas, ¿por qué el domingo y no mañana?- preguntó Judge, suspicaz.
–¿Bromeas? Aunque tú me hayas obligado a venir aquí para darme esa noticia tan «inteligente y genial», no significa que hoy no tuviera que ir a trabajar. Es más, ya llego más que tarde.
–Bien, puedes irte. Pero en la cena familiar del domingo quiero que vengas con tu... prometido- accedió Judge, asintiendo de brazos cruzados.
–¿Y si lo traigo y lo conoces, cancelarás tus planes de casarme?- preguntó el rubio a lo que el patriarca Vinsmoke contestó:
–Si lo traes y veo que es un buen partido para ti, sí- "Lo que significa que si lo traigo y le interrogas acerca de nuestra relación y de su cuenta bancaria, me dejarás libre de una maldita vez", pensó el ojiazul, marchándose por fin de aquella casa.

Don't Touch MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora