Ten

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Dedicado a AcidRain9

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All these years on my own
Fight my fight all alone
'Til you came, don't you know
Don't you know

Baby, you're the highlight of my lowlife
Take a shitty day and make it alright, yeah, alright
Oh, in every circumstance
Yeah, you make the difference
Baby, you're the highlight of my lowlife, lowlife

— Lowlife, Poppy.

·1·

Niji abrió los ojos con dificultad. La noche anterior había cenado con sus hermanos y, como siempre, él había bebido más de la cuenta.
Menos mal que siempre contaba con el humilde idiota de su hermano Sanji para usarlo de taxista, pues, si hubiera ido solo, habría acabado tirado en el banco de cualquier parque, a las afueras de la ciudad.
Poco importa ya esos detalles”, pensó girándose de cara a la puerta, justo antes de que alguien la abriese del tirón.
–Agh, mis ojos -se quejó el de pelo azul cuando la luz le impactó de lleno en la cara. Para remediarlo, se dio media vuelta y se enredó en un capullo de mantas, encogiéndose sobre sí mismo.
–Deja de quejarte tanto y levántate de un maldita vez -le dijo Yonji, dejándose caer en la puerta de brazos cruzados.
–¿Por qué debería? Estamos en verano, no hay universidad y...
–No me vengas con esas, imbécil -le advirtió el peliverde, interrumpiéndolo–. Llevas dos semanas levantándote a las tantas de la tarde y eso no es sano. Así que, mueve el culo y vamos a almorzar.
–Anda y que te den, pelo hierbajo -se quejó Niji, acurrucándose, dispuesto a dormir a pesar de las advertencias de su hermano menor.
–¿Ah, sí? ¿Y por qué no mejor te doy yo a ti? -susurró el cuarto hijo Vinsmoke cerca de donde suponía (de forma acertada) que estaba el oído de su hermano mayor, provocando que un escalofrío recorriera a este. El de pelo azul asomó su cabeza, solo para ver a Yonji cerniéndose sobre él con una sonrisita lobuna.
Niji suspiró, pero recibió con tremendo gusto el beso que el peliverde le brindó. Sabía que, ahora, Yonji le daría mejores razones para quedarse en la cama.

Ichiji, que pasaba corriendo, les cerró la puerta para darles mayor seguridad y privacidad a los morbosos de sus hermanos.

·2·

–¿Estás enfadado? -preguntó el pequeño monito, sin dejar de mirarlo fijamente ni por un solo segundo–. Estás enfadado, ¿a que sí?
–Por vigésima vez, Mugiwara~ya. No estoy enfadado -respondió el ojigris, con tono cansado, mientras se recostaba mejor en el banco de aquel parque donde el menor le había pedido que fuese para hablar con él sobre lo que pasó el día anterior.

Realmente, sí estaba enfadado. Y con razón.

Aceptaba de buenas que su pareja fuese reconocido por su fama en los combates de boxeo. A pesar de su corta edad, su nombre había alcanzando países de enorme prestigio como Estados Unidos, Francia o, incluso, Alemania e Inglaterra... Pero de ahí, a que ni siquiera pudieran tener una cita en condiciones por culpa de los periodistas y las fans, lo sentía mucho pero hasta ahí ya no llegaba su paciencia.
Y lo que más le molestaba, era que Luffy le había dado más importancia a responder estúpidas preguntas, que nada tenían que ver con su profesión —como le solía pasar a los famosos—, y hacerse fotos con las babosas y chillonas de sus fans, que a su cita.

Don't Touch MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora