Capítulo 6: Parte 1

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Consiguientemente de haber dejado a su novia "asegurada", Terry manejó hasta su domicilio. Debido a la madrugadora hora de su arribo, el joven Grandchester aseguraba que todos los ocupantes de su residencia iban a estar dormidos. Sin embargo, no era así. Desde el interior de su auto, conforme lo estacionaba en el garaje, pudo percatarse de la luz en un espacio de la planta baja.

Sabiendo quién la ocupaba, Terry, en cuanto descendió de su transporte e ingresó a la vivienda, pretendió buscar rápidamente su habitación. No obstante, estaba poniendo un pie en el primer peldaño de la escalera y su mano izquierda en el barandal de madera cuando escuchaba detrás:

— Son casi las cuatro de la mañana, y es increíble que tú apenas estés apareciendo.

— Lo siento — el joven se giró a confrontar a su padre de frente. — Se me fue el tiempo sin querer

— ¿Haciendo?

— Simplemente relajeando con los amigos

Jum — pujó quedamente el elegante hombre el cual del despacho había salido ante el ruido de un motor. Y ya que los dos hombres estaban despiertos se invitaba al menor: — Acompáñame con una taza de té —. El mayor inició camino hacia la cocina: — Quiero saber de tus estudios.

— Papá, yo...

— ¿Qué? —. A Terry no se le permitió objetar porque se indagaría sarcásticamente: — ¿Acaso vas a decirme que estás cansado?

— No, pero...

— Entonces, haz como te digo — se ordenó, no quedándole de otra al joven más que acatarla, aunque rechazaría la bebida que su padre le preparara, pero no el asiento frente a la barra, en la cual, Terry profundizaría:

— ¿Qué justamente quieres saber de la escuela?

— ¿Cómo va?

— Bien — dijo Terry alzando un hombro.

— No he visto tus buenas notas de los últimos dos semestres.

— No tienen nada de diferente — al continuar siendo pasables.

— ¿Estás seguro?

— Por supuesto, aunque... — el universitario estaba muy dispuesto a revelar sus planes; sin embargo...

— ¿Sí? — el padre indagó al haberse el hijo quedado callado.

— Mañana te consigo el reporte académico.

— Eso suena bien

— Sí —, el también custodiado sonaría sardónico: — así puedes quedarte tranquilo y asegurarte de que tu dinero no se ha ido por el caño. Ahora si me disculpas...

— ¿Cómo está tu madre?

Terry alcanzó a ponerse de pie; y en esa posición respondería:

— Me imagino que bien —. Consiguientemente deseaba: — Buenas noches, padre.

La respuesta de éste hubo sido un trago a su infusión; fijando los ojos en la dirección que el muchacho tomaba; y dentro de la cual, Terry intuía sabían de la visita hecha, por eso el interés de saber de aquella quien se negara a ayudarle más no su pareja. Esa que hizo todo lo posible por sacar a la novia de la cárcel, con la condición de no verla.

Porque sí y hasta nuevamente hubo disfrutado de ella, el joven Grandchester sonriente llegaba a su recámara. Pero quien dormía en su cama le hizo fruncir el entrecejo. También ir directo a su persona para despertarla y preguntarle austeramente:

Sentencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora