Capítulo Tercero: Regresando a mi pasado.

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Confieso que la actitud de ésta chica me dejó desconcertado, ¿Cómo podía una total desconocida escuchar mi historia? No obstante vacilé a su actitud y comencé a contar mi historia desde su complicación hasta el momento que desperté;

Mi historia comenzó el 24 de septiembre de 1899, en un insignificante pueblucho,

● Los habitantes de dicho sitio eran personas agradables y solidarias, típico de personas que viven en pequeños terruños, pero nadie se comparaba con la anciana Isabel, ella era sacada de un cuento de hadas, le encantaba compartir la gran parte de...

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Los habitantes de dicho sitio eran personas agradables y solidarias, típico de personas que viven en pequeños terruños, pero nadie se comparaba con la anciana Isabel, ella era sacada de un cuento de hadas, le encantaba compartir la gran parte de su vida con los niños y jóvenes del pueblo, la vida no le había regalado hijos pero no le prestaba mayor importancia ya que su amor por los chicos ocupaba el vacío de haber quedado estéril. Isabel fue castigada con una horrible enfermedad en la cual en mi tiempo fue imposible curar gracias a los escasos avances tecnológicos, sus causas eran desconocidas y qué decir de sus síntomas, el doctor del pueblo catalogó su enfermedad como de alto riesgo, acto seguido mi padre el alcalde decretó una ley en la cual era prohibido el acercamiento a la desdichada anciana ya que estarían propenso a contagiarse de la terrible enfermedad, Isabel se indignó de tal manera que no podía concebir una actitud tan frívola de parte del alcalde.

El 10 de octubre de 1899 desaparece mi hermanita pequeña, no puedo describir el inmenso dolor que sintió mi madre al enterarse de la noticia, pero mi padre no se quedó con los brazos cruzados, culpó a Isabel por el secuestro, alegando que fue un acto de venganza por las actitudes del mismo. Isabel en su defensa jura que no tuvo participación alguna en ese acto vandálico, mi padre cegado por su dolor manda a la horca a la inocente anciana. Isabel sin apoyo alguno fue llevada al sitio donde iba a hacer ejecutada, en el camino fue apedreada, fue humillada y golpeada por personas que jamás pensó que le pudieran hacer algún daño,

- Mereces la muerte -

- Mujer del demonio -

-Perra sin corazón -

Insultos como esos fueron escupidos en su cara, Isabel fue sometida a disímiles agravios antes de llegar a su fin, la anciana al llegar a sus minutos finales con la soga puesta en el cuello proclama una maldición a la gente ingrata de ese pueblo,

- Todos morirán de la enfermedad que yo padezco, ninguno quedará exento a peligro alguno,

- y en cuanto a ti

Isabel mirando con unos ojos frívolos a mi padre le dijo,

- Tu hijo primogénito dormirá por un siglo y acto seguido de su despertar estará condenado a mi enfermedad hasta que muera.

Luego de proclamar dicha maldición Isabel murió. Al otro día de los hechos mi hermanita pequeña reaparece alegando que se había perdido jugando. Mi padre junto con el pueblo y yo recordamos las terribles palabras de Isabel, él sin perder tiempo buscó ayuda en brujos y hechiceros, pero sólo uno de ellos pudo apaciguar la maldición, ésta decía así,

"Dormiré 1 siglo pero no moriré al instante de despertar"

Mi padre quedó tranquilizado ya que por lo menos un hijo de él iba a salir ileso de esas maldiciones.

Ya para el 1 de noviembre todas las personas estaban enfermas y el 29 de diciembre todos habían muerto, las calles se tornaron con un aspecto desolado, no había ni un cuerpo con vida, sólo quedaba mi débil padre y yo, el me confirió a una gruta secreta en la cual me pidió que debía permanecer hasta que despertara de mi largo sueño, antes de irse me miro con unos ojos cubiertos de lágrimas y me dijo,

- mi hijo, mi hijito mayor, estoy orgulloso de ti porque has sido un buen hijo, se que vas a continuar con mi legado,

-quiero que me prometas una sóla cosa

● Dime padre,

Le respondí haciendo un mayor esfuerzo, ya que retenía mis lágrimas con una fuerza que no se dé que sitio encontré.

-Quiero que triunfes en la vida, quiero que cuando despiertes te aferres a éste mundo como nunca lo has hecho, quiero que luches contra los contratiempos que estoy seguro que ella te ofrecerá y nunca te rindas, hazte de una familia y esparce nuestra semilla por el nuevo mundo.

Terminado de decir eso, murió, no pude decirle que le prometía cumplir todo lo que me pidió, pero juré ante su cadáver que cumpliría una por una las peticiones que me pidió.

Dicho esto me adentré en un profundo sueño. Ya para el 30 de diciembre de 1899 todos habían muerto, gracias a una acción injusta de mi padre.

Terminando de contar mí historia note que la chica estaba completamente dormida,

● ¡Dios mío! Estuve hablando por horas y ni caso me hizo.
● Oye ¡despierta! Ya es tarde se está poniendo el Sol.

Ella despertó al instante de escuchar mis palabras. Desorientada exclamó.

○ Debo irme, se me hace tarde, fue un gusto conocerte. Espero volverte a ver.

En lo que me decía todo eso se iba yendo rápidamente, tal parece como si se dirigiera a salvar la vida a una persona.

Nuevamente me encontraba sólo, miré a mi alrededor y sólo percibía un silencio abrumador, me sentía abandonado como un animalito en plena calle, no tenía la compañía de nadie y qué decir de las caras de las personas, para mi eran completamente desconocidas, era lógico que después de un siglo no iba a existir nadie conocido.

● ¿Qué rumbo tomaré a partir de ahora?

Continuará.....

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