La Historia De Mi Vida

Capítulo Décimo Sexto; Aceptación Pt2.

Las personas le temen a la muerte, le temen a dejar todo lo que han construido y formado en la tierra, otros hasta les aterra pensar sólo en el momento de partir.

No sé si sea diferente, raro, o hasta se pudiera decir que de otro planeta, ya que pienso de una manera diferente a lo que normal y generalmente las personas piensan, pero no me aterra morir o mucho menos imaginar el hecho de que esté en una situación similar.

Siempre he notado que al abordar un tema relacionado con la muerte o la enfermedad las personas tienden a deprimirse, se aterran y la mayoría adoptan una postura cabizbaja, ellos me dicen que también soy humano y pues que ese sentimiento de saber que mueres me afectará como a todo ser.

Yo simplemente puedo afirmar que el hecho de morir no me empavorecer en lo absoluto ya que se que después de allí iré a un sitio mucho mejor, se perfectamente que un tema delicado como ese lo digeriría de una forma paulatina, pero no estaría del todo acabado, sólo lo aceptaría con una actitud de titán.

Pensamientos como esos rondaban por mi cabeza cuando iba de camino a la consulta nuevamente, estuve en espera de los resultados como por una semana.

Elisa se comportaba muy diferente a como era anteriormente, se podría decir que hasta se había transformado en una nueva esposa, actitud que causó asombro en mi ya que una persona no cambia de la noche a la mañana, pero simulé no prestar la mayor atención a su cambio ya que no quería que notara que estaba al tanto de sus nuevas actitudes para con migo, de seguro regresaría a la Elisa de antes.

Mi hija era hermosa, sacó los dotes de su madre y míos, era educada y respetuosa, iba todos los días a su escuela y regresaba con la misma, aunque había algunos días en los que se quedaba en casa de su amiga, según ella para darnos espacio a Elisa y a mí, ya que estábamos cariñosos éstos últimos días.

● como si la casa no fuera lo demasiado grande para ofrecernos espacio.

En cuanto a mí, he estado cansado y adolorido, pero no lo aparenté ya que estaba con mi Elisa y pues no estaba para rechazarla ahora que había cambiado, unas que otras veces derramaba sangre por la nariz y la boca causando mareos y un poco de decaimiento.

Me encuentro en buena forma en estos momentos, quien sabe, de seguro varíe en las próximas horas.

El día se tornó frío como siempre, los árboles se tambaleaban de un lado a otro provocando que sus hojas cayeran al suelo y dando a reflejar que nos encontrábamos en una de mis estaciones favoritas.

Al pisar los pies en el hospital mi corazón comenzó a latir de una manera distinta a la que normalmente lo hace, pude percibir a la secretaria que me atendió la semana pasada y pues me dirigí a ella con total seguridad y confianza.

- Isaac Medeiros ¿verdad? - expresó la secretaria al notar mi presencia y revisar su registro de pacientes.

● Si - asentí con la cabeza y una semi sonrisa.

- El doctor lo está esperando, continúe hasta su sala y toque su puerta.

                              (...)

● ¿Cáncer? - espeté rodando saliva por mi garganta - ¿Está usted seguro de mi diagnóstico?

- Su diagnóstico confirmó mis sospechas señor Medeiros, usted presenta cáncer en sus huesos haciendo metástasis en importantes órganos de su cuerpo y pues se le hace imposible la alternativa de una operación. En mi opinión usted debe convivir con su familia el mayor tiempo posible, ya que usted podría....