Capítulo Sexto: El encuentro Pt 1

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Era un lunes en la mañana, mi reloj marcaba las ocho y treinta y como es costumbre alcanzo el control remoto que está en la mesita de noche a mi derecha, prendo la tele y no estaban televisando nada interesante, típico de un lunes en la mañana, al instante la apago y cierro mis ojos nuevamente, al cerrarlos comienzo a pensar en la escena de aller, esa mendiga tenía algo extraño, sus ojos me eran sospechosos y su mirada hacia mí me era aún más extraña, mi cuerpo me decía a gritos que debía volverla a ver, eso hacía que me volviera aún más loco, ya que era algo  ilógico que una persona  deseara volver a ver a una mendiga, con esas interrogantes que habitaban en mi cabeza, no alcancé a responder ni una, tal parecía que estaba descifrando el rompecabezas más grande del mundo, froté mi cabeza y me dispuse a levantarme,

● Ufff, este día está súper acalorado.

Comenté a un tono de voz audible disponiéndome a tomar un baño,

■ ¡Papá! Baja rápido tengo hambre y sabes que no me gusta desayunar sola.

Al escuchar esa vocecita tierna me apresuré y baje con mis pelos mojados dispuesto a complacer a mi hermosa hijita,

■ Ño papá ésta vez si te tardaste demasiado.

Balbuceó mirándome de reojo. Al notar su actitud la tomé entre mis brazos y me la comí a besos, creo que ese momento fue uno de esos momentos a los que yo llamo mágicos.

● Eso es por hablarme de esa forma.

Respondí vajándola de mi pecho y seguidamente apreté sus mejillas llevándome a cabo un regaño por parte de ella, a mi hija no le gustaba que apretaran sus cachetes ya que según ella era lo suficientemente grande para estar en esos juegos, rápidamente interrumpiendo la escena entró Rosa avisando con señas que estaba listo el desayuno, comimos como para nunca volver a probar un bocado, es que los desayunos de Rosa eran una delicia,

● Espero que nunca te nos vallas, es que ya nos tienes mal acostumbrados.

Rosa al escuchar mis palabras comenzó a reírse, ella era muy alegre, su actitud le daba a la casa una pizca de sazón ya que si no fuera por sus chistes ésta casa estaría más vacía.

Contínuamte de desayunar me dirigí a mi cuarto a ponerme ropa deportiva ya que era hora de hacer mis ejercicios diarios, nunca podía violar ese momento por tan ocupado que estuviese.

Narra Elisa;

Aún despierta en mi rincón estoy tratando de hallar una solución sensata a lo que mis ojos vieron anoche, es que aún mi cabeza no procesa la escena de aller, estoy segura de que es la misma persona a la que le robe años atrás, su físico tanto su cuerpo habían cambiado pero sigue siendo la misma persona, nunca olvidaría su cara aunque pasaran mil años. Pero... ¿cómo es que no me reconoció? A caso fue por mi estado deplorable, es que estoy irreconocible, no me quedaré con la duda menos mal que le seguí aller, iré hasta su casa e inspeccionaré el sitio.

Elisa al llegar quedó impactada al ver con claridad la mansión en la que vivía,

Elisa al llegar quedó impactada al ver con claridad la mansión en la que vivía,

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○ ¡No puede ser! - grité con incredulidad por dentro de mí.

○ ¿Cómo pudo hacerse una persona como el de esta fortuna? Confeccionando hipótesis en mi cabeza logré percibir una persona que salía de esa casona, bestia ropa deportiva y se dirigía al jardín.

○ ¡Oh my God! Ese pedazo de hombre no puede ser la misma persona a la que dejé en una madrugada, es que este hombre tiene el cuerpo sacado de una película porno.

○ ¡Dios mío! ¿Cómo aré para matar mis dudas? - meditabunda logré encontrar una solución para saciar mis dudas.

○ Esperaré a que salga sólo de su casota y descubriré quien es el o me dejo de llamar Elisa.

Narra Isaac;

Ufff, éste entrenamiento creo que surtió efecto - es que necesitaba quemar todas las calorías que ingerí  en el desayuno.

Me dirigí directo al baño y permanecí como cuarenta minutos, había algo que amaba y era la ducha de mi cuarto, era única, ella me ofrecía algo insustituible y era relajamiento total. Enrollado en toallas salí del baño y en lo que secaba mi cuerpo me entró una idea en la cual decidí compartirla con mi hija.

(...)

● ¿Hija estás ahí? - pregunté ansioso.

Al instante abrió la puerta de su cuarto, tal parecía que me esperaba detrás de la puerta.

■ Habla rápido que estoy viendo uno de mis capítulos favoritos - diciéndome eso y regresar a su cama dando un brinco fueron dos cosas iguales.

● ¿Me acompañas al viejo puente? Es que quería salir de esta casa por un rato y pensé que me podías acompañar - ésta pregunta la dije ya sabiendo la respuesta, es que cuando ella comienza a ver sus cosas no hay quien la haga salir de estas cuatro paredes.

Entretenida espetó,

■ Perdón ¿Qué dijiste?

● Olvídalo - me retiré cerrando su puerta.

Su respuesta no me hizo cambiar de parecer, quería ir a ese viejo puente, había algo que me atraía a ese sitio.

De camino a la salida grite con la intención que me escuchara.

● Rosa no me esperen para el almuerzo, no llegaré a tiempo - sabía que me iba a escuchar tenía el oído muy fino y podía escuchar hasta mis conversaciones con mi hija a distancia.

No opté por irme en carro ya que el viejo puente estaba cerca, no había necesidad de tanta demora, tal vez si pudiera regresar a tiempo para el almuerzo.

Con paso apresurado me dirigí al viejo puente,

Al llegar noté la misma sensación que sentí aller en la feria, rayos, se sentía extraño esa sensación

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Al llegar noté la misma sensación que sentí aller en la feria, rayos, se sentía extraño esa sensación.

Narra Elisa;

Diosito, gracias por hacer que salga de su casa, ahora ya verá quién soy.

○ Disculpe joven ¿Me ayuda?

Continuará....

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